Page 262 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
sin embargo de que llevaba incorporado con sus tropas al Cacique Paricona,
lo que le obligó a pensar el hacer noche en las llanuras de Surco. Entonces un
Espion, o Centinela de aquellos q’ resistio al principio a dar las luces que se
buscaban, sacudiendole algunos azotes, declaró que sus compañeros estaban
en la eminencia de una Montaña que se denominaba Catacora. Sin otra cosa
resolvio el Corregidor marchar contra ellos, y poco despues fueron descu-
biertos con Vanderas desplegadas que las batian con insufrible vocerio. Al
acercarse la tropa pasaron de alli a otra mas elevada donde se hallaba la mayor
parte de los Yndios; y apesar de la imponderable aspereza de la Montaña que
no admitia vereda determinada, se buscaba con diligencia algun lado que per-
mitiese a la tropa la subida: en cuyas circunstancias tuvo la tropa que tolerar
una tempestad de agua y granizo muy ruidosa y abundante que duró un buen rato.
Mitigose en fin esta furia, y aunque el Corregidor penetraba muy bien
la dificultad y los riesgos que se le presentaba, tuvo que condescender a la
animosa instancia de sus tropas que aguardaban con impaciencia las ordenes
para abanzar. Diolas con efecto, y dividida la fusileria marchó al Corregidor
con dos trozos por dos partes distintas abrigandose algun tanto con las rocas y
peñascos de la viva y continuada descarga de piedras que arrojaban los Yndios
con sus hondas. Los fusileros y algunos pocos sables peleaban y abansaban
con notable ardor y brio; pero adbirtiendo, y siendo corto el numero queda-
rian sacrificados en la eminencia al furor barbaro de la grande multitud de los
Yndios que los aguardaban, bolvio el Corregidor sobre los otros animandolos
con el admirable exemplo de los primeros que debian ser sostenidos sin que
sus ordenes, ni sus persuasiones lograsen el efecto que deseaban. Por esto y
porque ya se acercaba la noche, hizo tocar el Corregidor la retirada que sirvio
de evitar el destrozo de los fusileros. Efectuose sin perder mas que dos que
murieron precipitados de una roca quando baxaban. Los heridos de conside-
racion fueron cinco, y otros muchos levemente. El Corregidor recibió entre
otros un grande golpe de piedra que le rompio la quijada inferior, y pasó a
herir igualmente sobre el pecho. De los Yndios murieron hasta 30, y queda-
ron muchos heridos, tomandoles tambien algunas cargas especialmente una
de aguardiente que mandó el Corregidor guardar con cuidado para evitar el
desorden de los Soldados. Se pudo llegar al quartel muy entrada la noche que
se pasó con indecible incomodidad y fatiga: y lograndola los enemigos des-
ampararon el sitio, y caminaron a vista del Coronel Sanca, que abandonando
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