Page 122 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
rebelde José Tupa Amaro, le hacía presente, en ambas ocasiones, los incove-
nientes que traía la resolución de encaminarse con la tropa de socorro por la
vía de Arequipa, con el rodeo de este camino, los escollos que hay que superar,
enemigos que combatir en el medio, abriéndose el paso con las armas y la
instantánea necesidad de pronto auxilio que tiene esta ciudad, cuyo objeto ha
sido el de las atenciones todas de Vuestra Señoría Ilustrísima, pero viendo que
nada de esto podrá preponderar a las causas, que se habrán considerado pre-
feribles para abrazar aquella ruta; pues ya sabemos que dos mil y más de nues-
tra tropa iban embarcados a tomar puerto en Aranta o en otro de los Interme-
dios y que la retirada vergonzosa que han hecho los corregidores de Lampa,
Azángaro y Carabaya, con sus tropas provincianas, parece estrecha que Vues-
tra Señoría Ilustrísima continúe aquella idea, para rehacerlas y unirlas a las
demás, al mismo tiempo que se agregan las de Arequipa, Moquegua, Camaná
y otros de la costa; he creído bajo de este concepto, dirigir a Vuestra Señoría
Ilustrísima estas mis letras, para expresarle, que la sorpresa sigue y en el día
con alguna más fuerza, pues no teniendo el insurgente cosa alguna que temer
a las espaldas y antes viendo, que sola su presencia fue bastante para sujetar a
su dominación los pueblos del Collao, después de ejercitar en ellos el saco y
robo de cuanto encontró, se condujo aquella gente, con la que ha engrosado
mucho sus fuerzas nada mas le resta que ejecutar el designio de acometer esta
ciudad y a este fin son todos los preparativos. Las tropas de gente enemiga
discurren por todas las partes de esta circunferencia y se van aproximando
demasiado, no hay momento alguno de sosiego y la sorpresa se teme por ins-
tantes; a causa de haber penetrado los rebeldes hasta la quebrada que llaman
Oropesa y a ésta población grande que está a distancia de cuatro leguas, han
incendiado después de haber pasado hostilizando las de Urcos y Andahuayli-
llas, cuyos habitadores que se mantenian fieles a la corona, abandonando sus
posesiones, se retiraron a San Gerónimo y San Sebastián, parroquias subur-
bias de esta ciudad. En el día se acaba de destacar un cuerpo de tropa, al man-
do del Comandante Don Joaquín Valcárcel, para salirles al paso y batirlos en
los sitios en que los encuentre; la providencia es urgente, pues de otra suerte,
era indispensable, creciera el orgullo y la osadía contraria, con los insanables
perjuicios de las hostilidades; y por otra parte en el recinto de la ciudad acuar-
teladas nuestras tropas, nada podrían operar, dejando ganar terreno al enemi-
go. Me prometo feliz éxito en esta expedición, dirigida por todas las reglas de
prudencia y encargada a un sujeto de celo infatigable, pericia militar y honor.—
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