Page 119 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            disposiciones que oyó y que infaliblemente hubieran sorprendido la tropa.—
            A Don Manuel Villalta, se le destinó por la quebrada de Urubamba al mismo
            fin de arrostrar a Diego Tupa Amaro, quien se ha encargado, por orden de su
            hermano, de todos los pueblos situados a la otra banda del río; pero creo, que
            se halla en la ciudad, en virtud de nuevas órdenes que sin duda comunica-
            rán a Vuestra Señoría Ilustrísima en el presente correo los intendentes.— Al
            Cura de Abancay le mandé, que por vías seguras remitiese a Vuestra Señoría
            Ilustrísima el pliego, en que dupliqué las que fueron dirigidas a Lima: El me
            dice que camina en persona por no hallar sujeto de satisfacción, pero después
            de todo incluyo copias de la de diez y seis de enero y la del veintiuno, protes-
            tando con esta repetición el deseo que tengo de certificar a Vuestra Señoría
            Ilustrísima, sobre los acaecimientos presentes, precaviendo toda contingen-
            cia.— He tenido carta de mi hermano Don José Antonio y la complacencia
            doble de haber llegado a lado de Vuestra Señoría Ilustrísima sin quebranto
            alguno. El ama a Vuestra Señoría Ilustrísima de corazón y el gusto que ha
            traído en tan apreciable compañía, le habrá dilatado el ánimo redundando
            hasta el cuerpo la fortaleza, que deja un gozo tan bien fundado; aunque yo
            no logre el que pensaba tener, recibiendo a Vuestra Señoría Ilustrísima en
            esta su casa, que se hallaba con regular comodidad, sin que para su composi-
            ción hubiese traído la menor cosa de afuera, en que jamás hubiera pensado a
            no creer que hubiese sido morada de Vuestra Señoría Ilustrísima, si bien no
            correspondiente a su ilustre persona y alto ministerio. No obstante, como el
            amor no admite modo, ni repara en la reiteración de sinceras reconvencio-
            nes, no cesaré de instar importuna y oportunamente para que Vuestra Señoría
            Ilustrísima, se digne de rebuscar la intención en que se demuestra inexorable.
            El Colegio de los expatriados, aunque en el todo logra mucha extensión, que
            no la tiene en sus viviendas, que no pasan de la clase de aposentos, cuya es-
            trechez no es conveniente para el desahogo que ha menester Vuestra Señoría
            Ilustrísima, en ocupaciones tan laboriosas, como las que le esperan en esta
            oprimida ciudad.— Como yo más propendo a merecer la vista de Vuestra
            Señoría Ilustrísima que a escribirle, dejo a la obligación de estos señores las
            demás individuales noticias, que no tocan en estas inmediaciones, aunque es
            de bastante consideración el nuevo fermento, que ha entrado el rebelde en la
            Provincia de Chumbivilcas y el que principió con mucho perjuicio nuestro en
            la de Cotabambas, donde se sabe, asomó con trescientos indios y ha juntado
            ya tres mil.— Deseo a Vuestra Señoría Ilustrísima toda prosperidad en su



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