Page 116 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
                                                                         Inicio de la rebelión
             Ilustrísima, fechas veinte y veinte y dos de diciembre próximo con varios do-
             cumentos relativos al estado que tenían entonces los asuntos políticos de esa
             ciudad, los del vil insurgente Tupa Amaro, y a que mi ruta fuese por esta vía
             y no por otra con todo lo demás que bien explicadamente incluyen éstas y las
             de doce y veinte del mismo, que me han llegado del propio modo y pues ve
             Vuestra Señoría Ilustrísima que estoy ya en esta ciudad y que nada más deseo,
             que hallarme en ésa para darle las infinitas gracias, que reservo hasta enton-
             ces, por la distinguidísima acción y celo con que se conduce en el servicio de
             Dios y del Rey, y en que esa su capital no sea insultada por el rebelde, añado
             ahora, que espero, que desde el mismo instante en que lo consiga, tendrán
             remedio muchas cosas que están enfermas por mal empezadas o mal socorri-
             das cuando se debieron precaver.— Al tiempo de escribir esta, me hallo con
             la noticia, de que el día nueve y diez de este mes, habían batido y puesto en
             fuga a el rebelde los indios del pueblo de Anta y Chincheros, auxiliados de
             cuatro mil más, a las órdenes del noble y valeroso Cacique de Azángaro, Chu-
             quiguanca, seis mil de Paruro y la tropa que salió de esa ciudad, haciéndole
             dejar en el campo un cañón y la toldería, asegurándomela de modo que creen
             esté a estas horas prisionero o muerto, por lo difícil que es la huída desde
             aquel paraje, pues Vuestra Señoría Ilustrísima está tan cerca de el, no deseo
             otra cosa, sino que sea cierto este aviso comunicado por el Teniente General
             de la Provincia de Abancay, con varios documentos que le aseguran, su fecha
             doce del corriente.— Vuestra Señoría Ilustrísima sabe, cuan difícil es, sobre
             cualquiera marcha el contestar los asuntos de la gravedad, que son los presen-
             tes y asi me disculpará la apresura con que vá ésta, por la multitud de causas
             que me han impedido·dirigirla antes y asi concluyo con decir a Vuestra Seño-
             ría Ilustrísima, que el Señor Cura Oré va conmigo, que el Señor Borda viene
             bueno, quien no escribe por estar muy ocupado y que luego que entre aquí
             la segunda división de nuestra tropa, que está cerca, proseguiremos el viaje,
             saliendo según concibo en los primeros días de la semana próxima y el no
             estar más adelantados pende, de que hemos hallado mal provistas de bagajes
             las provincias de Castrovirreyna, Cangallo y Huanta, bien que sin embargo,
             de lo que nos hemos detenido por esto en la puna, no traemos sino uno u otro
             enfermo levemente, pero todos con una indecible ansia de llegar a su destino,
             que es lo que también a mi me tiene tan impaciente, como puede pensar Vues-
             tra Señoría Ilustrísima extendiendo su consideración, al fin con que voy y a
             los asuntos graves de que me he separado en la capital. Por último, templo hoy



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