Page 114 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
trajeron algunas, con las que montadas en picos han solemnizado el triunfo,
con vitores por la plaza y calles, ceremonia que se ha juzgado muy oportuna
para dejar advertida la plebe y corregir de algún modo la mala disposición en
que podía estar para implicarse en primera ocasión en algún movimiento do-
méstico.— No hay duda que la victoria no ha sido completa, asi por lo que
llevo dicho de no haberse disipado la principal conjuración de Tupa Amaro
como por ser difícil la derrota instantánea de número más considerable de
indios, por que estos principalmente cuando se hallan sin cabeza, como ha
sucedido en estas cortas refriegas, rara vez sostienen el ataque en cuerpo
constante. Embisten tumultuariamente y a la primera perdida se esparcen por
las montañas, para volverse a juntar del mismo modo que el cúmulo de mos-
cas espantadas de un plato de dulce. Los soldados que regresaron con la tal
cual gloria que han reportado, se muestran más alentados excitando a emula-
ción a los demás y cuando me ven pasar por la calle, se me presentan diciendo
a voces que son del gremio que fue a combatir y me piden los bendiga, lo que
practico con benevolencia, halagándolos y esforzándolos, considerando que
esto vale mucho para una pobre gente que no se ha criado en el estrépito de
las armas.— Por otra parte, todo este vulgo se halla embarazado con las acla-
maciones públicas de la victoria y otro de temor, a vista de las cabezas colga-
das, espectáculo muy útil, para contener la osadía de la plebe y para precaver
el contagio. También nos hemos confirmado en la sospecha, que se tenía con-
tra los caciques de las parroquias suburbanas; era natural que llegasen a éstos
los papelones de convocatorias que Tupa Amaro ha repartido a todos los pue-
blos, de que tenemos prueba, por los que han llegado a nuestras manos, des-
cubiertos a diligencia de los curas que tengo prevenidos para éste y otros efec-
tos convenientes a nuestra defensa y no habiendo manifestado alguno, estos
indios principales se deben reputar por niquinados y consentidores, crimen
que ya se acredita con la que incluyo a Vuestra Señoría Ilustrísima del Cura de
San Sebastián, una de las parroquias, en cuyo contexto se demuestra el interés
de aquel cacique en la próxima conspiración el mismo tendrán los otros y así
lo tengo advertido a la Junta, aún antes de los signos que hemos visto.— Mi
clero ha hecho su deber en esta ocasión, dando prueba de que se contemplan
muy útiles las compañías que forma con sus respectivos oficiales a comando
del Dean. A la primera noticia del conflicto pasado los pidió el Inspector y se
presentó marchando en orden por la plaza en el cuartel con todos las armas
necesarias y la bandera surtida de imágenes sagradas, propias del fuero y jero-
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