Page 111 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            de Coporaque, Yauri y Pichigua, que sujetó a su dominación, se encaminó a la
            Provincia de Lampa, fijando sus tropas en la raya de Vilcanota, tránsito preci-
            so para las provincias de arriba y garganta de todo el reyno. Por repetidas di-
            ligencias que se han hecho, no se ha podido indagar lo que ha ejecutado en
            este sitio o si ha pasado adelante a acometer a las provincias [ilegible] de Lam-
            pa, Azángaro, Carabaya, etcétera, según lo pensaba por haberse cogido todos
            los pasos y veredas que no hay medio para internarse carta, ni expreso, tanto
            de aquella parte como de ésta; de esta suerte nos vemos en un caos de confu-
            siones, no siendo fácil deliberar acción alguna por no saberse el estado del
            enemigo.— Las disposiciones que desde allí va dando y las que su mujer Mi-
            caela Bastidas promulga desde el lugar de Tungasuca cediesen más los pueblos
            y se producen infaustas noticias de los malignos efectos que causan estas dia-
            bólicas sugestiones; por ellas se ha movido la Doctrina de Catca de la Provin-
            cia de Paucartambo, cuyos indios han arruinado varias haciendas cuantiosas,
            siendo el robo y saco de frutos, y ganados su mayor aliciente y a este ejemplo
            han salido invadiendo otros muchos pueblos, como son Caycay, Pisac, San
            Salvador, Taray, Coya y Calca, de la Provincia de este nombre; como también
            los de Colcha, Pilpinto y Accha, de la de Paruro, con otros muchos lastimosa-
            mente acometidos de tropas de indios, que hostilizan por todas partes, sin
            perdonar los caminos en que ejecutan muertes atroces de que nos vienen fre-
            cuentes noticias. Y para poder perpetrar más a su salvo estos excesos, ha cor-
            tado los puentes de Quiquijana, Urcos, Caycay, Pisac, Lamay y Calca, y pre-
            tenden hacer lo mismo con los de Huayllabamba y Urubamba, para penetrar
            al de Apurímac, como principal objeto del rebelde, para impedir la comunica-
            ción y auxilios de la capital de Lima, lo que si por nuestra desgracia llegase a
            acontecer, quedamos sitiados ya por todas partes y reducidos al último exter-
            minio, y para precaver este daño fatal que amenaza, he repetido oficios a la
            Junta de Guerra, a fin de que en el dicho puente se ponga una guarnición
            respetable con un oficial de honor y militar pericia que lo custodie; se han
            mandado providencias pero ignoro si serán bastantes para contener el arrojo
            de los insurgentes, lo mismo digo de los socorros enviados a Paucartambo,
            Calca y Urubamba, cuyas resultas esperamos.—. En medio de estos conflictos,
            que nos circundan, tengo el consuelo de los buenos efectos que han producido
            las censuras que fulminé contra el rebelde y sus secuaces, apartándose muchos
            de él por temor de incurrirlas como ha acontecido con casi toda la provincia
            de Chumbivilcas y Paruro, y aunque no debemos confiar en la retractación de



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