Page 64 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. II
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Volumen 2
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            Juana Pilcohuaco, nieto del Inca Don Felipe; Pero como el fin era suponer esta
            línea, y habiéndola de seguir rectamente, se encontraban con el inconveniente
            de Don Felipe Condorcanqui y de la Coya Doña Juana Pilcohuaco, torcieron
            la línea desde Don Blas, y lo supusieron marido de la Ocllo, e hijo de don Juan
            Tito Túpac Amaro, viniendo así un mismo don Blas que no ha habido otro
            Cacique de Surimana, a .tener dos mujeres y dos padres, la primera Doña
            Franscisca Torres, que fué la verdadera, y la segunda Doña Magdalena de Oc-
            llo que fué la fingida y la supuesta.
                    Lo mismo sucede en los padres; porque este Don Blas, único Cacique
            de Surimana, fué hijo legítimo de Don Diego Felipe Condorcanqui y de Doña
            Juana Pilcohuaco, que no tiene duda y está plenamente probado en mis ins-
            trumentos; con que no pudo ser éste abuelo de Doña Manuela, ni hijo de Don
            Juan Tito Túpac Amaro; porque a un mismo tiempo no pudo ser hijo de dos
            padres ni marido de dos mujeres.
                    Es cierto que Don Blas Túpac Amaro, Cacique de Surimana, fue mi
            bisabuelo, hijo de Doña Juana Pilcohuaco y nieto del Inca Don Felipe. Luego
            no pudo ser abuelo de Doña Manuela, luego no pudo ser hijo de ese figurado
            Don Juan Tito Túpac Amaro, que jamás se ha conocido en el mundo; es nece-
            sario que la parte contraria pruebe que hubo otro Don Blas, distinto del que
            todos ‘conocieron; que pruebe haber sido casado con Doña Magdalena de Oc-
            llo, y haber sido hijo de Don Juan Tito Túpac Amaro; porque de lo contrario la
            falsedad revienta, por todos sus poros, una vez que el único Don Blas, Cacique
            de Surimana, tiene distintos ascendientes y distintos descendientes probados.
                    Yo aseguro que la parte de Betancur no ha de calificar que hubiese
            otro Don Blas, Cacique de Surimana; aunque apure todo el artificio y toda
            la cavilación, no ha de salir de la dificultad del argumento, porque ha de ser
            Doña Manuela bisnieta de Don Diego Felipe Condorcanqui y de la Coya Doña
            Juana Pilcohuaco, o no ha de ser nieta de Don Blas Túpac Amaro, único Cacique
            de Surimana, donde no se ha conocido otro Don Blas, Cacique; pero ¿qué ha de
            ser, ni qué ha de probar? Si Doña Manuela fué hija de Don Lucas Túpac Amaro,
            y éste fué Cacique de Surimana, como hijo de dicho Don Blas ¿por qué este Ca-
            cicazgo de Surimana no pasó a Don Pascual, Don Francisco, o Don Juan Túpac
            Amaro, hijos de Don Lucas y hermanos de Doña Manuela comprendidos en la
            segunda pregunta del escrito de foja veinticinco, cuaderno segundo, en que pidió
            dicha información? Así parece que lo pide el orden de sucesión de los Cacicazgos,
            ejecutada como la de los mayorazgos de Castilla. Es constante que ninguno de los



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