Page 276 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. II
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Volumen 2
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            nes, de suerte que hoy está la causa en estado de sentencia defintiva y para
            pronunciarla he remitido el proceso al Asesor, quien conmigo y el Escribano
            actuario ha trabajado día y noche, pues hubo confesión, que tiró hasta las dos
            y media de la mañana.— Cuando llegue a remediar a Vuexelencia los autos
            originales, quedándome con testimonio de ellos, percibirá Vuexelencia la
            atención, exactitud y cuidado con que he manejado asuntos tan circunstancia-
            dos y sin duda se fiará de la condicción al mismo asesor, por ser sujeto de sa-
            tisfacción y probidad, quien es el Regidor Diputado de este Cabildo, para pa-
            sar a esa Capital, como participé a Vuexelencia en la carta de diez y nueve de
            marzo del año corriente. Con esta ocasión, ya se hace preciso, que tome su
            derrota, tanto por lo que respecta al real servicio, cuanto por lo que hace a los
            negocios, que tiene pendientes este cabildo en los superiores tribunales de esa
            capital, lo que vuelvo a comunicar a Vuexelencia. El informará todo lo acaeci-
            do y lo que posteriormente hasta el día de su partida resultase. Por ahora debo
            decir a Vuexelencia, que se halla la república tranquila y que continúan las
            guardias, hasta la ejecución de la sentencia, que a mi ver no se retarda, siendo
            muy útil examinar el proceso, para forjar un justo arbitrio con maduro acuer-
            do, tomando el mejor partido en la práctica.— Las oscuridades, que forman
            las pasiones y las preocupaciones embarazan el percibir distintamente lo que
            es razonable y justo, y sí los hombres de mayor capacidad se engañan algunas
            veces a pesar de sus reflexiones, que será de aquellos cortos entendimientos,
            que por vulgares no profundizan cosa alguna? Y no hacen más, que dar vuel-
            tas (para explicarme así) sobre la superficie de las cosas, importa mucho el
            evitar la precipitación, porque este es el origen de las facciones, la que produce
            discordia, que dividen los espíritus y turban el reposo de los pueblos.— Hay
            muchos en este, que con demasiado arrojo y sobra de malignidad interpretan
            las acciones de los jueces y juzgan por sí las causas, menos atentos a lo que
            perciben ojos más claros. Esto forma el capricho, vicio dañoso en lo moral,
            que es consecuencia de la precipitación. Si yo siguiera los impetuosos movi-
            mientos de aquellas pasiones, me viera en la necesidad de faltar a mi obligación.
            Esta me ciñe a no caer en el error de apresurarme violento, porque llegaría a
            terminar en un absurdo, teniendo muy a la vista, para mi acierto las justas
            prevenciones de Vuexelencia y me guío a lo que me dicta su celo y prudencia,
            y a lo que el orden dispone. Doy este apunte persuadido de que Vuexelencia
            con su laudable intención y por el conocimiento, que tiene de mi conducta me
            hará la justicia de estar a este informe satisfecho, pues en los anteriores he



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