Page 273 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. II
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
cuatro de marzo y trece de abril antecedentes, ha reconocido este cabildo,
que las providencias a que ha concurrido en sus actas, para conseguir la
paz y quietud de esta ciudad en las turbaciones, que ha padecido por los
recelos de conspiración son aceptadas de Vuexelencia y aprovechandolas
todas previene su justificada piedad corran las resoluciones tomadas para
que enteramente se consiga el sociego y que los delincuentes enmienden
sus yerros sujetándose a la subordinación, seguros del benigno trato. A
este fin concurrirá el cabildo por todos los medios a que debe contribuir
imitando la bondad de Vuexelencia.— Los nobles vecinos y fieles vasa-
llos de Su Majestad han dado las mayores pruebas de su amor y lealtad,
como la advertirá Vuexelencia en las actuaciones de que darán cuenta el
Corregidor y jefes de milicias, pues no han perdonado fatiga alguna para
impedir la conspiración amenazada con lo que al presente se reconoce res-
tablecida la quietud de esta ciudad, que tanto debe apetecerse y considera
dignos este cabildo de las franquezas y gracias, que puedan dispensarles la
autoridad de Vuexelencia.—
Nuestro Señor guarde la excelentísima persona de Vuexelencia mu-
chos años. Cuzco primero de mayo de mil setecientos ochenta.— Fernando
Inclán y Valdes.— Marcos Antonio de la Cámara y Escudero.— Sebastián José
de Ocampo.— Miguel Torrejón.— Mateo Francisco de Oricaín y Rivero.—
Excelentísimo Señor Virrey Don Manuel de Guirior.—
(Al margen: Decreto)
Lima veinte y dos de mayo de mil setecientos ochenta. Póngase con los
autos de su asunto.— Una rúbrica de Su Excelencia.— Ureta.— Otra rúbri-
ca.—
(Al margen: Carta del Corregidor)
Excelentísimo Señor.— En carta su fecha trece de abril se digna
Vuexelencia darme las gracias por la buena conducta, que se ha llevado en las
medidas tomadas para aquietar esta ciudad, su distrito y las inmediatas.—
Desde el quince de febrero empezaron en esta ciudad a correr y exparcirse
voces y alteración y de incomodidad en los vecinos, apoyando sus gritos con
los sucesos de Arequipa. A la verdad estos principios•no me pusieron en el
mayor cuidado porque habiéndome prestado la práctica el conocimiento del
temperamento, clima y textura de estos habitantes, vi era efecto propio de la
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