Page 86 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
                                                             Representación de la ciudad del Cuzco
            determinacion no se tuvo presente lo mismo que está apuntando en las Orde-
            nanzas, para que los curas no induzcan á los indios á dejar sus bienes para sus
            entierros, como lo procuran muchos por sus ayudantes y fiscales; y con haber-
            se resuelto que paguen la pompa funeral que pidiesen, se abrió campo á que ya
            en los curas sea declarada fuerza lo que antes era oculta solicitud, y éstos tan
            injustos derechos se cobran los curas con la tiranía que se dice, y para ello, sin
            que haya prudente reconvención que basta á hacer que los alcaldes, caciques y
            alguaciles estén de posta en sus casas todo el dia hasta muy tarde de la noche,
            ocupándolos en la cobranza de sus dependencias de obvenciones y comercios,
            quebrantando lo dispuesto por V. M., no sólo en tratarlos mal de palabras,
            sino en darles de palos y azotarlos cuando no hacen con prontitud una cosa
            ó faltan á alguna de las injustas pensiones que les tienen impuestas, sin que
            sirvan á contenerlos su estado, el rigor de las órdenes y la cédula expedida por
            el Sr. D. Felipe V., por los palos que le dieron á un cacique de Caxamarca, y éste
            es uno de los principales motivos que tienen á los indios sin pundonor y en el
            mayor sentimiento.
                    107.  Han resultado muchos inconvenientes de no cerrarse la puerta en
            aquella resolución sobre la pompa funeral, principalmente de los indios tribu-
            tarios, que la deben tener señalada y fija, por razon de la paga del sínodo, sobre
            que fué notoria la anticipada prevención de un ministro de la Real Audiencia de
            Lima á los demás compañeros, persuadiéndoles á que sería conveniente que sus
            parientes empleados en el ministerio de curas tuviesen comodidad en estos des-
            tinos, porque no tenían otros que darles y en que acomodarlos, por cuyo influjo
            se expidió la providencia acordada, que no fué otra que oponerse á la Real deli-
            beración en perjuicio de los miserables indios; y pudieran referirse muchos suce-
            sos acaecidos con este motivo, pero servirá de luz y noticia para comprenderlos,
            el arbitrio que tomó un cura para inducir descubiertamente á la pompa funeral:
            mandó hacer tres mesas, la una dorada, otra plateada y otra llana, y tres cruces, la
            primera adornada con terciopelo, la segunda con tafetan y la tercera con badana, é
            hizo comprender á los indios que los que se enterrasen con la del primer lucimien-
            to eran honrados en ésta y la otra vida, y áun ganaban muchas gracias, y la puso
            un precio y valor excesivo; los de la segunda desmayaban algo, y los de la tercera
            quedaban afrentados y se reputaban como entierros de la caridad, con semejanza
            á los que mueren ajusticados, y áun á ésta le puso precio, con lo que consiguió que
            todos los que morian pidiesen, según su posibilidad, la primera ó segunda cruz y
            mesa, y huyesen de pedir la tercera como afrentosa.



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