Page 734 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
Las memorias de Juan Bautista Túpac Amaru
En estas prisiones, donde por sistema debían ser inmundas, obscuras,
y los presos tratados con hambre, desnudez e incomunicación, permaneci-
mos siete meses. La soledad y dureza con que era tratado me atormentaba
particularmente porque era acompañada de los recuerdos de la ferocidad es-
pañola; acababa de ver la voracidad con que habían muerto a toda mi familia;
se me presentaban los horrores cometidos por esta misma raza en tiempo de
la conquista, que con la religión en la boca ponían hogueras y patíbulos para
sacrificar en períodos determinados, y en nombre de los santos, millares de
víctimas: llegué a creer que la manía de devorar a los hombres era nacional;
que a su causa era orgánica, y todavía esta opinión no se me disipa; las car-
nicerías cometidas en Caracas por Murillo y sus oficiales españoles y las del
Perú por todos los españoles que han tenido cuatro soldados, todas tienen el
mismo carácter que los de la conquista, a pesar de la distancia del tiempo, de
la diferencias de teatros y de las luces del siglo: así, mi muerte y la de mi fami-
lia la creía infalible.
Pero el virrey Avilés había tomado empeño por sólo mi perpétuo
destierro contra Areche que quería mi aniquilamiento; y en realidad ambos
querían la misma cosa; y el virrey Avilés aparentando más humanidad verda-
deramente me deseaba una muerte prolongada por todo el tiempo que mis ór-
ganos pudiesen resistir, considerándolos con lo absolutamente necesario para
solo este fin. Lo admirable es que este designio inhumano, concebido en Lima
el año de 1780 por el virrey Avilés haya sido practicado constantemente en
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España por los reyes, las cortes y por cuantos se han sucedido en 40 años con
alguna influencia o relación conmigo.
Determinado, pues, el destierro perpetuo, llegó el día de nuestra sa-
lida, que se procuró hacer con todo el aparato posible, y con la acumulación
de cuanto pudiese causarnos ignomia o provocar contra nosotros la rabia del
pueblo. Esta era una diversión más congenial para nuestros opresores, y más
propia para criar a un pueblo en la ferocidad. El aparato de este día se anunció
con anticipación; las gentes se agolparon a las calles y balcones por donde de-
bíamos pasar, y tal es la degradación y estupidez de la servidumbre, que todos
mostraban celebridad por un triunfo que había estrechado más sus cadenas y
prolongado su esclavitud.
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5. Futuro Virrey. Este cargo lo desempeñaba Jáuregui [Nota del editor de la primera edición].
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