Page 633 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
la rebelión de aquella Provincia y sus inmediatas, dando la investidura de So-
berano de todas ellas, a un hombre particular del Cuzco, según unos, y según
otros al mismo Obispo, con agravio de su legítimo dueño. Este es uno de los
crímenes más excecrables que pueden cometer los hombres, y según voz co-
mún ha tenido mucha parte en él este Prelado».
«Aunque digo según voz común, no ha de estimarse por vaga, o de
vulgo, pues rueda fundada en estos ciertos antecedentes: l° No haber vibrado
el rayo de las censuras, que debía contra los autores de los pasquines atrevi-
dos que, por más de dos meses, se estuvieron fijando continuamente en el
Cuzco, anunciando con el mayor descaro la sublevación . 2° Haber resultado
de los autos bastantes indicios de complicidad contra el caudatario del Re-
verendo Obispo, Don Francisco Rivera, Regidor de Arequipa, y contra Don
Mateo Oricain, ambos parientes inmediatos, y muy confidentes suyos. 3° La
acrimonia con que trató el mismo Reverendo Obispo a un Padre Castellanos,
religioso de San Agustín (que se cita en los autos, y parece se halla al presente
en su Convento de esa Capital) porque delató a uno de los cómplices; pues es
creencia universal que le impidió inmediatamente el ejercicio de las funciones
de su ministerio sacerdotal, y que se ausentó del Cuzco huyendo su perse-
cución por la estrecha amistad de su Prior con el Obispo. Siendo de notar,
que aquél fué el que en el cabildo general que convocó dicha Ciudad, para
precaver el tumulto intentado, se opuso al dictamen de todos, que sostenía
como fiel vasallo de Su Majestad el Arcediano de aquella Santa Iglesia (según
se sabe notoriamente), defendiendo los derechos de la Corona. 4° El empeño
extraordinario con que públicamente ha defendido la vida de los delincuentes
confesos y puestos en capilla, tanto en el Cuzco cuanto en esa Real Audiencia,
diciendo (demasiadamente confiado en sus recomendaciones) que no debían
dudar sus clientulos de ser absueltos mediante su favor. 5° El haber dicho pú-
blicamente el Reverendo Obispo: «yo ya lo sabía porque me avisó Oricain que
su Mayordomo estaba incluído en la sublevación». Y, el último, la enemiga que
ha concebido contra el Doctor Don Francisco de Olleta por haberse senten-
ciado los reos, con acuerdo suyo, al último suplicio; a cuya razón se dejó decir
el Reverendo Obispo, en presencia de varios sujetos, «que primero colgaría él
a Olleta que se ajusticiarían los presos», y después, que más bien merecía ser
ahorcado aquél, que no éstos».
«No es dudable que tales antecedentes constituyen, cuando no una
prueba semiplena, un poderoso argumento a favor de mi primera proposición;
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