Page 635 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            inhumanos, que la primera diligencia que se propusieron era pasar a cuchillo
            a todos los españoles y apoderarse de sus haciendas. Y si las pesquisas hubie-
            ran sido practicadas con aquella justificación que merecen los asuntos de esta
            naturaleza, sin duda se hubiera comprobado, evidentemente, la complicidad
            de este Reverendo Obispo y de algunos súbditos suyos. Pero es público y no-
            torio que en las confesiones recibidas a los supliciados no se guardó la fide-
            lidad e indiferencia que correspondía; porque si querían (estimulados de sus
            conciencias) delatar algún sujeto de representación, interesado el Juez en su
            defensa, despreciaba sus dichos con esta frase: eso no se le pregunta».
                    «Pienso haber probado la primera parte de este informe. Y para ha-
            cer demostrables los escandalosos procedimientos con que, abusando de su
            dignidad el Obispo, ha atropellado y atropella las leyes más sagradas, que es
            la segunda parte, me es indispensable recopilar sus hechos públicos de la pro-
            vincia del Tucumán, donde sin haber pisado más de la ciudad de Jujuy, dejó
            casi tantos agraviados cuantos son sus habitantes; porque, desde Buenos Aires
            hasta esa Corte, apenas se oye otra cosa en los caminos, sino quejas de ese
            Reverendo Obispo, así de clérigos como de seculares».
                    «El más ruidoso atentado de este Prelado en la diócesis de Córdoba
            fué la injusta persecución y las calumnias con que afligió a Don Antonio Gon-
            zález Pavón, Deán de aquella Santa Iglesia, y uno de los más justificados ecle-
            siásticos que han venido de España, docto, virtuoso y ejemplar. Por sólo ser
            europeo le atribuyó usurpaciones o mala versación en los intereses destinados
            a una obra que corría por su mano. Y lo que es más, le capituló de amancebado
            con ciertas religiosas de vida muy arreglada, a quienes dirigía el espíritu. Con
            estas y otras imposturas forjó la malicia varios informes contra este inocente,
            y fueron dirigidos a Madrid; pero habiendo producido el acuerdo sus defensas
            allí, y en el Concilio de Chuquisaca, éste declaró por arreglada su conducta; y
            Su Majestad, además de haber reprendido severamente al Obispo; proveyó al
            Doctor Pavón para el Decanato de la Paz, y aun corrió muy valido que estuvo
            consultado para una Mitra».
                    «Estando en el Concilio de Chuquisaca, maltrató de palabra, pública-
            mente, el mismo Reverendo Obispo, a un Oidor de aquella Real Audiencia.
            Esta y el ofendido elevaron al Rey la correspondiente queja; y Su Majestad le
            manifestó su Real desagrado haciéndole entender el respeto con que debían
            ser tratados sus ministros. Los comprobantes de ambos hechos deben parar
            en el Supremo Consejo de Indias».



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