Page 634 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen  1
                                                                          La verdad desnuda
            porque de  todos resulta la más declarada adhesión a los sublevado res del
            Cuzco;  y es bien sabido que quien pretende impedir el castigo de los delitos,
            los autoriza;  y que  aquél  que patrocina  un delincuente,  apoya sus crímenes».
                    «El de Lorenzo Farfán (también pariente del Obispo) y sus compa-
            ñeros fué de lesa majestad, tan manifiesto como que aspiraba nada menos
            que a la usurpación de estas Provincias. El Reverendo Obispo se ha declarado
            protector suyo, y enemigo de los que como fieles vasallos desempeñaron sus
            deberes en defensa de los sagrados derechos de la Corona; luego, el Obispo
            estaba interesado en el proyecto; luego, el Obispo es enemigo del Rey y del
            Estado, que es el primer punto».
                    «Innegables parecen, Excelentísimo Señor, estas consecuencias según
            los supuestos que se deducen. Pero pienso vigorizarlas más con las reflexiones
            siguientes. Luego que se declaró la presente guerra contra la nación británica,
            como tan piadoso nuestro Católico Monarca, mandó despachar Reales Cé-
            dulas a todas las iglesias de sus Dominios, encargando amorosamente a los
            reverendos prelados de ellas le ayudasen a impetrar, por medio de devotas
            rogativas, el divino auxilio, para atraer las bendiciones del Altísimo sobre sus
            ejércitos y armadas, a efecto de afianzar el feliz éxito de sus empresas. Sabemos
            que este Obispo ha recibido, tiempos hace, la que se le dirigió; pero hasta aho-
            ra no hemos visto la menor demostración sobre un asunto tan interesante».
                    «Otra prueba: Todos los criollos (sin excepción de algunos) son mor-
            tales enemigos de los europeos, en tanto grado que ni a sus padres libertan de
            este odio, si lo son; y ya se ve, que quien aborrece a su padre por ser de Espa-
            ña, ¿cómo ha de amar al Rey, que no es americano? Entre todos apenas habrá
            otro más extremoso en este punto que el Reverendo Obispo del Cuzco, pues
            públicamente habla con irreverencia de nuestro Monarca y sus Tribunales; y
            ha explicado su encono, asentando que aun los hombres de más honor que
            Su Majestad destina a sus Américas es gente indigna y soez. Esta proposición
            es muy ofendente al Príncipe y a los distinguidos vasallos que le sirven en los
            Ministerios de Indias: a Su Majestad, porque le supone injusto en las provisio-
            nes que les dispensa; y a los provistos, por el notorio agravio que les infiere. Y
            siguiendo esta detestable máxima, tiene jurado perseguir a todos los corregi-
            dores y ministros europeos sujetos a su diócesis».
                    «Otra prueba: la perspicacia de Vuestra Excelencia habrá notado, en
            los autos de tumulto del Cuzco, que ningún europeo ha resultado cómplice.
            Y que el proyecto de los insurgentes estaba concebido en unos términos tan



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