Page 637 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
«Para lograr su intento el Obispo, con el mayor estruendo, hizo cercar
el Convento de un cuerpo de milicianos que, con bayoneta armada, alterna-
ban con tanta vigilancia, como pudiera la tropa más veterana en los ataques
de una plaza importante. Y quebrantando la clausura, introdujo en el mismo
monasterio un crecido número de clérigos en calidad de guardias, con cuyo
pretexto se quedaron a dormir en él, cuantos quisieron, y... no se atreve la plu-
ma a exprimir lo que en el particular se habla en las plazas y en las calles del
Cuzco, por no ofender los respetos de Vuestra Excelencia».
«Estando así el asunto, y el pueblo tan escandalizado como se deja en-
tender, para llevar al fin su capricho procesó a las monjas más principales; y la
víspera de la elección las privó de voz y voto, arrestándolas en sus celdas con
centinelas de vista; cuya función desempeñaban los clérigos; y al otro día se
practicó la votación que presidió el Obispo, dentro del Coro. Más no obstante
fué menester toda esta violencia y toda su astucia para que consiguiera su de-
seo. En efecto salió Priora su paisana, pero no la quisieron prestar obediencia
las monjas; por lo que, irritado el Obispo, golpeó a algunas y trató a todas
públicamente de pu..., etc. Y luego sacando de la mano a la nueva Prelada la
paseó por todo el monasterio sin desprenderse de su lado. Tanto se escanda-
lizaron las monjas de este acto y de los anteriores que a gritos decían al Señor
Moscoso. ¡Ah, Obispo Udón!, con otras expresiones propias de mujeres ofen-
didas».
«A una religiosa llamada la Madre Tránsito, anciana y de virtud, por-
que con más libertad se opuso a la elección, la traspuso con el mayor escán-
dalo al Convento de Santa Teresa, donde se mantiene arrestada y privada de
toda comunicación. La Madre Tránsito es una religiosa de mucho mérito por
su grande espíritu y extraordinaria capacidad. Acababa de ser Priora, y había
desempeñado el oficio a satisfacción de la Comunidad, por lo cual tenía un
partido grande entre las monjas. Estas viendo extraerla del Monasterio a des-
horas de la noche, impulsadas de su amor, hicieron las mayores demostracio-
nes de sentimiento llegando al extremo de tocar las campanas, a entredichos;
pero nada bastó para que el Señor Obispo desistiese de su propósito; y hasta
ahora se halla dicha religiosa en el Convento de las Teresas, sufriendo mil
calumnias de sus contrarios, tolerando gravísimas necesidades por falta de
asistencias de su monasterio, y sin merecer sus lágrimas la menor compasión
de su Ilustrísima».
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