Page 589 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
tan recomendable; por donde conocieron que no había piloto de espíritu en
el Gobierno, cuando se procedía con tanta inacción contra estos eclesiásticos
orgullosos, que visiblemente habían atropellado las leyes, y ofendido los res-
petos de la Real Audiencia, desobedeciendo sus justos, repetidos mandatos
sobre la absolución de Arriaga.
RAZONES DE LA DURACION DEL ALZAMIENTO
El por qué ha durado tanto tiempo la Sublevación de Túpac Amaru
aun habiéndose dirigido oportunamente las Armas del Rey contra los In-
surgentes, es la pregunta cuya satisfacción necesita más prolijidad; pero yo
procuraré ceñirme todo lo posible, tanto para no molestar a Vuestra Señoría
demasiado, cuanto para que esta carta no parezca otra cosa.
El día 4 de Noviembre de 1780 fué preso el Corregidor de Tinta por
el Cacique rebelde José Gabriel Túpac Amaru, sorprendiéndolo alevosamente
en un camino inmediato al Pueblo de ese nombre; y el 10 de dicho mes le
quitó la vida, fingiendo que tenía orden del Señor Visitador para ello. El 12
se comunicó, por expreso, la tragedia al Excelentísimo Señor Virrey de Lima
Don Agustín de Jáuregui, y el 23 del mismo Noviembre llegó el propio a dicha
Capital.
Sucesivamente se avisó a Su Excelencia la funestísima noticia de la
expedición de Sangarara, donde perecieron a manos de los rebeldes la mayor
parte de los europeos que había en esta Ciudad, por impericia del Corregidor
de Quispicanchi, Don Fernando Cabrera, a quien se confirió el comando de
ella; y la recibió el Señor Virrey, en 5 de Diciembre, sorprendido del asombro
como todo el Reino; porque según los términos con que verdaderamente se
anunciaba, era consiguiente e irremediable la pérdida de estas Provincias, de
las cuales se pudo apoderar Túpac Amaru, si como tuvo atrevimiento para
intentarlo, hubiera tenido conducta para hacer efectivo el proyecto; de donde
infieren los políticos que obró influído, y que habiendo conseguido sus diabó-
licos consejeros el fin principal, que era quitar la vida por su mano a Don An-
tonio de Arriaga, no tuvieron espíritu para seguir la obra, y le abandonaron.
Entre los europeos que perecieron en Sangarara, cuyo triunfo engrió
mucho a Túpac Amaru, son dignos de la más apreciable memoria Don Tibur-
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