Page 583 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
fundados. Se ha dicho aquí que esta delación fué depreciada en Lima, y que un
confidente de Su Ilustrísima le dirigió incontinenti copia de ella.
Los que tienen cabal conocimiento del carácter de este Prelado infie-
ren, de sólo este antecedente, la consecuencia de que la muerte de Arriaga fué
maquinada en venganza de este procedimiento, considerando inexpugnable
su acusación, y lo corroboran con las reflexiones siguientes:
Hacen misterio lo primero de la separación de sus Doctrinas de Si-
cuani y Yauri de los Curas Don Antonio y Don Justo Martínez que son de los
eclesiásticos más respetables que tiene la provincia de Tinta, y eran íntimos
amigos del Corregidor; mediante lo cual y ser sus feligresías de las más po-
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pulares de ella, es creencia universal que si hubieran estado en sus curatos, aun
cuando se hubiera sublevado Túpac Amaru, ni hubiera muerto como murió
Don Antonio de Arriaga, ni el alzamiento se hubiera incrementado ni durado
tanto. El Señor Obispo sabía esta intimidad de los Martínez con el Corregidor,
y los separó de sus curatos, poco antes de la conmoción, por motivos ridícu-
los, con que no está mal fundada la ilación.
Este Prelado procedió tan apasionado en la competencia de Jurisdic-
ción con el Corregidor Arriaga, y con una injusticia tan palpable en su exco-
munión, que todas estas Provincias estaban escandalizadas por lo uno y por lo
otro. El Reino entero se hallaba en espectación de las resultas, conociendo el
carácter de ambos competidores; y Su Ilustrísima para distraerlo de esta aten-
ción, y a los Tribunales del despacho de un negocio tan ruinoso, contempló
sin duda conveniente presentar un objeto más grande y de mayor atención, y
no pudo arbitrar otro más acomodado a sus ideas que la Rebelión, mayormen-
te habiendo librado tan bien de los indicios que le resultaron en la de Farfán;
porque además de conseguir el fin propuesto, lograba la aniquilación de un
enemigo poderoso y empeñado en hacerle frente.
El Rebelde aparentó en todas sus cartas y papeles públicos una grande
enemiga contra los europeos; pero aunque es constante que tubo prisioneros
diez a doce, al mismo tiempo que a Don Antonio de Arriaga, es público y no-
torio que a ninguno dió muerte sino a éste.
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53. El Doctor Don Justo Martínez, contra quien procedió tan rigorosamente el Señor Moscoso, suponiéndole díscolo y mal eclesiásti-
co, después de la muerte del Coronel Arriaga, fué repuesto en su curato de Yauri, sin haberle exigido aquellos abultados cargos que se
figuraron, ni aplicado los penas que correspondían a los delitos que viciosamente se le imputaron. [nota del autor]
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