Page 580 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen  1
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            vengándose de varios vecinos por motivos despreciables y muy envejecidos,
            de que no se han libertado aún sus parientes inmediatos; de cuya comunica-
            ción se halla separado, al mismo tiempo que la mantiene muy estrecha con
            personas de otro sexo, no de buena fama, con grave escándalo de la Ciudad.
                    Y ellos hacen misterio con prudencia de que la Sublevación del Rei-
            no sólo se ha experimentado en las provincias que ha pisado este Ilustrísimo
            Obispo, lo cual es innegable; porque la primera mitra que obtuvo fué en Are-
            quipa, y en aquella Ciudad empezó a manifestarse la insubordinación; después
            pasó al Obispado de Tucumán, y es cosa bien notable que no habiendo llegado
            Su Ilustrísima sino a Jujuy (ciudad de aquella provincia) solamente hasta allá
            llegó el alzamiento; y por acá la de Urubamba de donde no ha pasado el Señor
            Moscoso.
                    Por el contrario Don Antonio de Arriaga (a quien acaso conoció Vues-
            tra Señoría en esa Corte) era hombre muy de bien, y de unas prendas reco-
            mendables.
                    Yo le traté poco, pero sé que generalmente le estimaban en esta Ciudad
            cuantos le conocían, y del mismo modo es voz común que sus provincianos
            le amaban mucho. La competencia de Jurisdicción que le suscitó este Prelado
            y sus curiales, no pudo ser más temeraria, ni más disconforme a las Leyes;
            tanto por ser sobre una causa de tumulto, cuanto por ser legos los reos, que
            se suponían autores de él; y sin embargo de corresponderle indubitablemente
            al Corregidor el conocimiento, por la naturaleza de la causa, y por el fuero
            de los que se decían culpados, como sabe Vuestra Señoría, se empeñaron de
            tal forma los eclesiásticos en privarle de él; que porque defendió Arriaga las
            Regalías de su juzgado, como debía, lo tuvieron descomulgado más de dos
            meses, con gravísimo escándalo de todo el Reino, viendo que no se le impartió
            la absolución, aún habiéndolo mandado repetidamente la Real Audiencia de
            Lima; de cuyo atentado hay pocos ejemplares, y por eso ha sorprendido extre-
            mosamente a todos los hombres instruídos y de santa razón.
                    Los primeros movimientos de esta Ciudad sucedieron a principios
            del año de 1780. Sus autores descubiertos fueron Lorenzo Farfán, pariente de
            este Señor Obispo, José Gómez, Juan de Dios Vera, Asensio Vergara, Diego
            Aguilar, Eugenio Cárdenas y Riva, Alfonso Castillo y Bernardo Tambohuacso
            (primo natural de Su Ilustrísima), todos los cuales fueron supliciados en esta
            plaza pública, como reos de Estado, después de ventilada su causa en la Real
            Audiencia de Lima.



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