Page 577 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
sepultar tu nombre en su pecho, sin darte jamás por autor de ellos? ¿pues, por
qué te acobardas?
Con estas y otras reflexiones he desechado mis temores, y aunque con
la concisión propia de una carta, voy a cumplir el orden de Vuestra Señoría
para darle esta nueva prueba de mi subordinación a sus mandatos, asegurán-
dole, con la mayor sinceridad, que cuanto se apuntare en ella, aunque parezca
increíble, es todo verdad.
ORIGEN DE LA SUBLEVACION DEL PERU
Varios son los juicios que se han formado sobre el origen del alzamien-
to de estas Provincias; porque unos lo atribuyen a castigo visible del Cielo,
considerado la injusticia, la irreligión y el escándalo en que viven estos habi-
tantes. Otros, a la ilegal caprichosa competencia de Jurisdicción que suscitó
este Ilustrísimo Obispo contra el Corregidor Don Antonio de Arriaga, y sus
resultas. Y no son los menos los que la atribuyen a los nuevos impuestos que
intentó establecer el Señor Visitador General Don José Antonio de Areche en
todo el Reino. Estas opiniones tienen poderosos fundamentos, y cada indivi-
duo sostiene la suya, según su modo de pensar, según su interés o según su
pasión; mas yo, discurriendo imparcialmente, afirmo que ningunos juzgan
tan bien como los primeros, no obstante que las razones de los otros tienen sus
apoyos juiciosos. Se las representaré a Vuestra Señoría todas para que contra-
pesadas, en la balanza de su justificación, falle a favor de los que juzgare más
prudentes.
Hace mucho tiempo que llegó este Reino al extremo de la iniquidad;
porque la mayor parte de sus habitantes son prevaricadores, están entregados
brutalmente a los vicios, no conocen la justicia, y tienen llena de escándalos la
tierra. Esto es en tanto grado cierto, que puede muy bien compararse el Perú
al estado del Mundo en su primera edad; pues toda carne ha corrompido aquí
sus caminos; y si esto irritó de tal suerte entonces a nuestro buen Dios que,
como si fuera capaz de pena, llegó a explicarse pesaroso de haber criado el
hombre; de donde provino aquel espantoso castigo, con que hizo la mayor os-
tentación de su temible justicia, según lo refiere el texto sagrado; ¿por qué no
hemos de atribuir la asolación que acaban de experimentar estas Provincias a
impulso de su ira divina; viendo pisada la ley santa del Señor, que la religión
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