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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
indulgencia que un Obispo de Cuenca, grande por su cuna, grande por su
literatura, y grande por su piedad.
85.-Lo mismo, que me escribió Don Bernardo de Lamadrid a Lima,
escribió a otras personas de aquella Capital. En iguales términos se ha expli-
cado aquí públicamente, y con especialidad con vuestro Visitador General a
quien entregó un tanto de los apuntes que contiene su carta citada. Y no obs-
tante ser Lamadrid un sujeto tan recomendable como se dijo, y un sujeto que
sabe tanto de la Rebelión, lo despachó a la guerra de los indios sin formalizar
su declaración.
86.-Lo último en que se fundan mis desconfianzas es: en que habien-
do venido yo a esta Ciudad encargado de entender en los asuntos del Corre-
gidor de Tinta a instancia del mismo Visitador, no he podido lograr audiencia
suya, en dos meses que la he solicitado, con frecuencia impertinente. El asunto
que me impulsaba a que me oyese (además de los de la testamentaría de mi
tío) era sobre que vuestro Reverendo Obispo de esta Diócesis me había acusa-
do de sedicioso y traidor en el Superior Gobierno; con el fin que consiguió de
entorpecer la confirmación del título de Teniente General de la provincia de
Tinta que Don Antonio de Arriaga me había librado. En Lima se despreció el
artículo, más no obstante, protestando allí perseguir el agravio pedí testimo-
nio del expediente y lo tengo en mi poder. A f... del documento N°8 consta mi
presentación aquí ante vuestro Visitador General (después de haberme nega-
do audiencia tanto tiempo), pidiendo que el Obispo me afianzara de calumnia
conforme a la ley, y pusiese la acusación en forma, que estaba pronto a con-
testarla ¿Puede darse solicitud más justa, ni demanda más del día? El objeto
principal de vuestro Visitador en su viaje a esta Ciudad, no ha sido otro que
el investigar el origen de las inquietudes presentes, quiénes las fomentan, y
quiénes son traidores a la Majestad. Preséntome yo a aquel Ministro, diciendo
que este Obispo me tiene acusado de tal ante vuestro Virrey, y según resulta
de un testimonio autorizado que tengo; y que me conviene seguir el asunto,
bien para ser castigado, si se me prueba el delito, o bien para declararme fiel
vasallo del Rey si me justifico; y decreta como reconocerá Vuestra Alteza a f...
que vaya a Lima a deducir mi acción mediante no existir en su juzgado los an-
tecedentes del asunto. ¿Para qué eran menester antecedentes cuando está aquí
el acusador contra quien yo me querello, y cuando a mayor abundamiento
hago presente, que se halla en mi poder testimonio íntegro del proceso, donde
corre el libelo infamatorio de ese Prelado contra mí? En una palabra, Señor,
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