Page 541 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            indulgencia que un Obispo de Cuenca, grande por su cuna, grande por su
            literatura, y grande por su piedad.
                    85.-Lo mismo, que me escribió Don Bernardo de Lamadrid a Lima,
            escribió a otras personas de aquella Capital. En iguales términos se ha expli-
            cado aquí públicamente, y con especialidad con vuestro Visitador General a
            quien entregó un tanto de los apuntes que contiene su carta citada. Y no obs-
            tante ser Lamadrid un sujeto tan recomendable como se dijo, y un sujeto que
            sabe tanto de la Rebelión, lo despachó a la guerra de los indios sin formalizar
            su declaración.
                    86.-Lo último en que se fundan mis desconfianzas es: en que habien-
            do venido yo a esta Ciudad encargado de entender en los asuntos del Corre-
            gidor de Tinta a instancia del mismo Visitador, no he podido lograr audiencia
            suya, en dos meses que la he solicitado, con frecuencia impertinente. El asunto
            que me impulsaba a que me oyese (además de los de la testamentaría de mi
            tío) era sobre que vuestro Reverendo Obispo de esta Diócesis me había acusa-
            do de sedicioso y traidor en el Superior Gobierno; con el fin que consiguió de
            entorpecer la confirmación del título de Teniente General de la provincia de
            Tinta que Don Antonio de Arriaga me había librado. En Lima se despreció el
            artículo, más no obstante, protestando allí perseguir el agravio pedí testimo-
            nio del expediente y lo tengo en mi poder. A f... del documento N°8 consta mi
            presentación aquí ante vuestro Visitador General (después de haberme nega-
            do audiencia tanto tiempo), pidiendo que el Obispo me afianzara de calumnia
            conforme a la ley, y pusiese la acusación en forma, que estaba pronto a con-
            testarla ¿Puede darse solicitud más justa, ni demanda más del día? El objeto
            principal de vuestro Visitador en su viaje a esta Ciudad, no ha sido otro que
            el investigar el origen de las inquietudes presentes, quiénes las fomentan, y
            quiénes son traidores a la Majestad. Preséntome yo a aquel Ministro, diciendo
            que este Obispo me tiene acusado de tal ante vuestro Virrey, y según resulta
            de un testimonio autorizado que tengo; y que me conviene seguir el asunto,
            bien para ser castigado, si se me prueba el delito, o bien para declararme fiel
            vasallo del Rey si me justifico; y decreta como reconocerá Vuestra Alteza a f...
            que vaya a Lima a deducir mi acción mediante no existir en su juzgado los an-
            tecedentes del asunto. ¿Para qué eran menester antecedentes cuando está aquí
            el acusador contra quien yo me querello, y cuando a mayor abundamiento
            hago presente, que se halla en mi poder testimonio íntegro del proceso, donde
            corre el libelo infamatorio de ese Prelado contra mí? En una palabra, Señor,



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