Page 467 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
De este modo, y encargando a los Prelados, por medio de reales órde-
nes, velen y celen con mucho esmero, sobre que los párrocos o doctrineros,
residan material y formalmente en sus respectivas Doctrinas, todo el tiempo
que dispone el sagrado Concilio de Trento, sin pasarse jamás a la Capital o a
otro pueblo grande; a no intervenir, causa muy legítima y probada, que evite
el doloroso abuso que supe ciertamente practicaban algunos curas rurales,
de retirarse a la capital de Chuquisaca con pretextos del todo frívolos, dejan-
do abandonadas sus doctrinas, o entregadas, no a pastores, sino a puramente
mercenarios ineptos; y estándose los meses enteros (acaso los más propios
para instruir y dar buen ejemplo a sus pueblos, y administrar el pasto espiri-
tual más saludable a sus ovejas), divirtiéndose en juegos en que se atraviesan
grandes cantidades producidas, sin duda, del patrimonio de Jesucristo; y qui-
zá también en otros pasatiempos y libertades muy ajenas a su estado y carácter
de Pastores y Padres de almas.
De este modo, repito, y reencargando juntamente a los Reverendos
Obispos, en las mismas o distintas reales providencias y órdenes de Su Majes-
tad sean muy vigilantes y apliquen la mayor parte de su celo pastoral en obli-
gar a los párrocos a que por sí mismos, o (sólo cuando ellos no basten o estén
totalmente imposibilitados) por medio de sus ayudantes u otros eclesiásti-
cos, expliquen y enseñen frecuentemente la Doctrina Cristiana y máximas del
Evangelio en sus parroquias.
Y aun en los campos y ranchos de aquellos rústicos y miserables in-
dios se conseguirá con los auxilios del Divino Pastor el que aquellos natura-
les cobren respeto, confianza y amor a sus curas y doctrineros; y así mismo
veneración y aprecio a la doctrina que les prediquen y enseñen, sin que por
más rudos e indómitos que se quieran juzgar, tengan motivo para pensar que,
no por la debida atención a su bien espiritual y la salud eterna de sus almas,
sino por sus intereses propios u otros respetos o comodidades temporales,
los bautizan sus curas, los casan, entierran, y lo hacen asistir a oir misa, rezar,
confesarse, pagar diezmos, etc.; pues sabemos y hemos visto que algunos pue-
blos y doctrinas de indios, están bien instruídos y aprovechados en las máxi-
mas cristianas, conservando firmemente el depósito de la fe por experimentar
en sus párrocos (a quienes aman, respetan y veneran, quizá mucho más que
algunos españoles a sus párrocos y maestros, y aun a sus padres naturales), el
celo pastoral, y las virtudes características de su estado que llevo referidas al
principio.
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