Page 452 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen  1
                                                      Informe sobre las causas de la sublevación de 1781
            en tantos años de aquella especiosa viña del Dios de Sabaoth por la falta de
            labrador de riego y de cultivo! ¡Y cuán minoradas, flacas y desfallecidas unas,
            descarriadas o destrozadas de fieros vicios otras, no se hallarán las ovejuelas
            de aquella cristiana grey, por tan larga ausencia y falta de Pastor!
                    Quedo aturdido, Ilustrísimo padre, cuando considero que no ha bas-
            tado a remediar, estos y los consiguientes males, y transgresiones eclesiásticas,
            aquel católico imponderable celo tan digno de veneración en nuestro gran
            Monarca, que teniéndose por más gloriosamente dichoso en ser el mayor pro-
            tector y patrono de la disciplina sagrada y canónicas instituciones de la Iglesia,
            para que así sea santificado, extendido, ensalzado y alabado el santo y augusto
            nombre de Dios, en aquellos sus dilatados dominios, y en todas las demás
            partes de la cristiandad; que en ser el más grande y glorioso Emperador de dos
            mundos, y en que se dilate y extienda su Imperio y dominación temporal en el
            Nuevo, le determinó a resolver con la mayor sabiduría y discreción: «el que los
            europeos electos obispos de América no se consagrasen en España, sino que,
            verificada la elección, echasen luego el pecho al agua, y pasasen inmediata-
            mente a gobernar sus respectivas Diócesis, mientras de orden de Su Majestad,
            se postulaban los Breves o Bulas Pontificias, para que pudiesen consagrarse en
            los países conterráneos a sus Obispados».
                    Por esto, Ilustrísimo padre, madurando con la experiencia nuestra re-
            flexión, pensábamos muchos celosos de la santificación de las almas, y llenos
            de amor al real servicio de nuestro amabilísimo Rey y Señor, que lo más con-
            ducente al de ambas Majestades, era elegir para prelados de aquellas iglesias,
            a los presbíteros seculares o regulares de las Catedrales o Conventos más cer-
            canos a las sillas episcopales que vacasen; porque éstos, como no sean muy
            ancianos, y estén adornados de una gran piedad, celo pastoral y desinteresado,
            y medianamente instruídos en la disciplina eclesiástica, en la Liturgia, con
            abundante y sana moral y doctrina cristiana, para poder a todas horas cate-
            quizar e instruir a su grey, aunque no sean grandes teólogos ni jurisperitos,
            tienen la ventaja para gobernar mejor, y ser más útiles a aquellas Iglesias, que
            los van desde mucha distancia, así del conocimiento práctico que han adqui-
            rido, o pueden fácilmente adquirir, del territorio o distrito a veces inmenso
            que tienen que caminar apostólicamente, para sembrar su doctrina, cultivar
            su viña, y dar el pasto saludable a su grey, como de las costumbres y conducta
            de los pueblos de su jurisdicción. A lo que se agrega también, estar más exen-
            tos de las consecuencias, a veces bien fatales a la salud y robustez corporal tan



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