Page 449 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
P. 449

Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            partes del Mundo que entonces se conocían; y habiendo casi tres siglos ente-
            ros que se descubrió aquella cuarta parte, de las Américas, todavía se contem-
            pla a medio conquistar, y por radicarse, en muchos naturales el catolicismo
            y religión cristiana; pues se advierte que los más, si pagan los diezmos, y los
            derechos parroquiales, es involutariamente, y con repugnancia conocida; y
            si asisten a la doctrina, al santo sacrificio de la Misa, y a confesarse, regular-
            mente, es a fuerza y traídos como a lazo. Por lo que debiéndose ejecutar todas
            estas obras de cristiano con suavidad, amor y espontáneamente, para que se
            verificase ser el sacrificio voluntario y libre la acción, se sigue de lo contrario,
            que no ha entrado en ellos el cristianismo, o la fe y religión católica, como
            debe entrar para que permaneciera, y para que sus obras fuesen meritorias,
            agradables a Dios, y útiles para la salvación de sus almas.
                    Por todo lo cual, nos parecía a muchos de los españoles que hemos
            estado empleados en la América meridional, y experimentado por muchos
            años, así la índole y conducta de los indios, y aún de los descendientes de
            España, pero nacidos en las Indias, a los cuales llaman criollos, como su go-
            bierno tanto eclesiástico y secular de todos; que en cuanto al eclesiástico (pues
            del otro queda ya expuesto arriba el formado juicio), no conviene de modo al-
            guno proveer aquellos obispados, en sujetos de edad avanzada, sean españoles
            o criollos; porque de lo contrario se sigue un tremendo perjuicio a la perfecta
            conversión y gobierno espiritual de aquellas gentes. ¿Cómo se podrá verificar,
            Ilustrísimo Señor, que los prelados electos en semejante edad, y acaso con
            achaques corporales aunque estén adornados de ciencia, probidad, y de las
            demás sublimes prendas, que canónicamente requiere la dignidad episcopal,
            puedan visitar personalmente sus respectivas Diócesis, confirmar sus pueblos,
            predicar e instruir en la doctrina cristiana a toda su grey, que son sus principa-
            les obligaciones pastorales, cuando no pueden ya sin mucho trabajo caminar
            una jornada ni a caballo, ni en carruaje, aunque el camino lo permita; cuando
            apenas pueden con el cayado o báculo pastoral, ni aún con la carga de sus
            años; y cuando hay obispados de un territorio o distrito tan extenso que llega
            alguno a casi cuatrocientas leguas de longitud y trescientas de latitud, cual es
            el del Tucumán?
                    Por eso sucede Ilustrísimo Padre, lo que otros han lamentado conmigo;
            y es que algunos no predican, ni catequizan; otros no visitan siquiera una vez
            sus diócesis, ni administran la confirmación a su grey; y lo que es más digno
            de llorarse canónicamente, que algunos después de electos y habiendo admitido



                                               448
   444   445   446   447   448   449   450   451   452   453   454