Page 315 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                                        y junte mil riquezas
                                     sin que les halle el fondo:
                                    Aunque cuelgue a su cuello
                                       las perlas del mar rojo
                                     y rompa con cien bueyes
                                      los campos espaciosos;
                                       no por eso el cuidado
                                       dexara estarle ocioso
                                       ni muerto las riquezas
                                       le seguiran tampoco.


                    Estaban destinadas algunas camaras y salas para exponer todo la que
            componía el provocante refresco. La principal se preparaba para los Señores
            de la Real Audiencia. Las Señoras sus consortes, y las demas de calidad de la
            Ciudad; para los Cabildos, y para otras Personas que no desdecían de aquella
            distinción. Para los del segundo orden se dispuso en los salones; y en corredo-
            res y resto de la casa sin limitaciones para todos.
                    Que podia excogitar un delicado gusto que no se brindase en aquellas
            mesas? de que modos no se configuro el azucar? Se veian de su materia aves,
            cuadrupedos insectos, peces, jardines, flores, frutas; se veian exercitos de a
            pie y de a caballo; se veian togados, Ministros , Militares, hombres, mugeres,
            instrumentos musicos, de milicia, de labranza; se veian figuras a quienes se les
            perdonaba lo ridiculo por lo dulce. No hubo fruta que no viniese á tomar sus
            disfraces de alcorza. No hubo masa delicada que no se interpolase en aquella
            dulce variedad. No solo se exponia esta hermosura a los ojos y a los inmedia-
            tos ataques del paladar; tambien se distribuia en conchas de plata, en palanga-
            nas, en azafates de relieve de plata, ó de fino charol. Los Criados de cada uno
            se encargaban de llevar estas gustosas propinas, estas esportulas de delicadas
            provisiones que prolongasen alla privadamente la esplendidez publica.
                    No hubo licor asi de los que paladean el gusto sin daño de la cabeza,
            como de esotros que á titulo de fuertes se intentan apoderar de aquel alcazar
            que no tuviese alli sobresaliente lugar. Allí se hallaba el acreditado Ponche, y
            la hacian la corte los demas licores estrangeros que ya se nos han hecho espa-
            ñoles. Quisa se hallo tambien la cerveza tan estimada hoy, como desestimada
            en otro tiempo, pues nuestro gran Solís llego a escribir que ponia entre las





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