Page 317 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II


                    Las mesas que ostentaron su opulencia en rica vaxilla de plata y oro, en
            los cristales mas raros, en la porcelana mas fina, en los barros mas olorosos; no
            solo dieron los helados en estas nobilísimas copas y fragantes bucaros; tam-
            bien los propinaron en elevadas piramides ó moles bellamente conformadas
            de estos condensados licores, en que se cortaba como a cincel esta deleznable
            riqueza. Mas todo se distribuía con tal orden y harmonía que nadie desbara-
            taba el prospecto ó invertia la simetria de aquellas opiparas mesas.
                    Ponia el sello a tanto regocijo un grave, circuspecto y serio baile. Lo
            componian las Señoras del primer orden, y los Caballeros de igual clase. Ad-
            mirabase la habilidad, el gusto, el aire, el sainete de los que bailaban; pero mas
            que todo la destreza aliada con la honestidad, y con el respeto. Nadie queria
            ver mas, que lo que el exterior ofrecia. Nadie ordenaba sus intenciones á otro
            deleite que al presente. Ningun Joven permitio en si esos desahogos que en
            otras asambleas suele excusar la edad. Ningun Anciano se arrepintio de ser
            espectador de un concierto, en que no se deslizaba cosa que chocase la decen-
            cia, ó no conviniese a sus canas. Ningun Superior hallo que anivelar con su
            modestia, ó que corregir con sus palabras en este harmonioso tripudio. Asi se
            retiraron todos complacidos, y ninguno desedificado.
                    A los Jueces era natural siguiesen los Abogados; aquellos digo que tie-
            nen el decoro de intitularse Patronos de las causas; que toman bajo la protec-
            cion de sus Discursos tantos clientes, como viudas, huerfanos, pobres desvali-
            dos y debiles pendientes de su boca, de su pluma, de su arte; cuya recompensa
            se llama honorario, recibido a pesar de la celebre Ley Cincia, a quien ha tiem-
            po que se le hizieron los funerales. Es verdad que Marcial decia fervidamente
            de ellos Iras et verba locant,  dan a interes sus palabras y su colera; y que
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            Ciceron alla en los bochornos de defender a Murena contra Sulpicio que era
            Abogado, les disparo dardos que les hizieron algun daño. Decia que su cien-
            cia, no es muy recomendables, pues toda se reduce a palabras, apices y puntos:
            que las formulas de sus Escritos, Representaciones, (/Jesús¡) Recójaseme esta
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            142. En este texto se han corregido algunos errores de transcripción que, al parecer, tenía la primera edición. Su traducción es: «Por
            la pátina, los ríos de lenta leche se lanzan. / Así también nace con largo rumor una burbuja. / Entonces donde esparce las acciones
            abundantes, en los profundos canales surge. / Con su blanco follaje, el remolino del invierno difunde a los mares del Brasil, la caña y la
            nieve. / Esta será estiva en el  convite, nieve e invierno. / Con el tiempo, con los primeros estanques, desaparece a la  fugitiva al grácil
            alimento, el convite.» [Traducido por Víctor Córtez Barrionuevo].
            143. Su traducción es: «Las iras y las palabras colocan.» [Traducido por Víctor Córtez Barrionuevo].




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