Page 319 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            buscan en él su oráculo, tributando respetos a su saber, a su talento, a sus lu-
            ces? ¿Qué riquezas pueden entrar en balanza con esta complacencia? Después
            de esto ya es ocioso referir lo que los Soberanos, los Emperadores, y sus Leyes
            han dicho en favor suyo. Ellos lo saben, y los sabios lo reconocen. Era pues
            razón que este Gremio celebrase a un Senado que iba a ofrecerle el teatro más
            respetable de su ilustre exercicio; donde sus Profesores habían de manejar las
            armas del Derecho; donde habían de contender unos con otros, y derramar
            esas luces que  descubren las falacias de la cavilación; y donde habían de oír
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            decisiones que les sirvan de nueva guia en los confusos laberintos que labra la
            perversidad.
                    El dia 19 último de las corridas fue el de estos domesticos de Temis.
            Nada se omitio, para que no cediese a los dos primeros, que con tanto gusto
            del Publico lo precedieron. Don Juan Munibe y Mozo, y Don Pedro Nuñez
            fueron los Diputados de su cuerpo, que nunca se arrepintio de haberlos elegi-
            do. Se solicitaron Toros de aquellos bosques que los producen casi iguales a los
            del celebre Xarama. Se cortaron las telas mas ricas para albardillas y enjalmas.
            Se apuraron las ingeniosidades de la invencion para que la Plaza no tuviese
            menos atractivos. Se colocaron maquinas preñadas, que no limitaban su fe-
            cundidad a la especie que representaban, sino que la propagaban á animales
            de otras especies que con sus carreras en la Plaza divertian a los que de lexos
            los veian, y con sus estimables calidades indultaban la gana de los que de cerca
            los cazaban. Asi tuvo la plebe iguales ganancias en esta que en las precedentes
            tardes, y su codiciosa temeridad igual fomento.
                    Se domaron los Toros por quantas vias ha excogitado la habilidad de
            los Lidiadores. Se vieron quisa lances que en los dias antecedentes no se pro-
            porcionaron; ó porque la destreza ya mas exercitada apuro mas sus esfuerzos;
            ó porque fueron nuevos los Toreros, y quisieron se entendiese que era inex-
            hausta en recursos la escuela que los industriaba: Los fuegos de invencion
            que se ofrecieron, tuvieron particulares producciones: Los Toros ignivomos
            vibraron rayos como siempre: los que se sujetaron a Ginetes, se mostraron
            mas refractarios, a medida de que el que los montaba se preparaba mas de
            osadia. Salieron otros subyugados de extraordinarios Ginetes. Eranlo corpu-
            lentos Buitres que encarnizaban su corvo pico en el toroso cerviguillo de la

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            146. En este párrafo, anota Valcárcel en su primera edición, se puede notar la diferencia existente en cuanto a ortografía, entre el texto
            de original de Castro y el texto editado de 1795. [Nota del Editor]



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