Page 577 - Debate Constitucional 1993 - Tomo II
P. 577

tantes, que el tema de la pena de muerte me ha  to? Hay personas que creen, desgraciadamente,
                  torturado y me tortura todavía, como hombre de  que si se dice "hay pena de muerte", se autoriza a
                  derecho. No tengo temor, no tengo escrúpulo en  la fuerza pública para que salga con una ametra-
                  decir que he cambiado varias veces de punto de  lladora a matar terroristas, reales o supuestos, y
                  vista.                                      que, entonces, la pena de muerte representaría
                                                              la solución de nuestros problemas. No es así.
                  Quizás en mi juventud, llevado por la afición a
                  las actitudes verticales, yo era un partidario fir-  Sería un gravísimo error inducir a la sociedad a
                  me de la pena de muerte. Más tarde, los años y  pensar que porque esta tarde el Congreso aprue-
                  los desengaños me enseñaron clemencia, y me  be una forma muy velada y quizá contradictoria
                  convertí en hostil a la pena de muerte. Pero en  de pena de muerte se han resuelto los problemas
                  los últimos años, lo que ha ocurrido en nuestro  de la sociedad peruana. No; yo no creo eso, defi-
                  triste país me ha llevado a lo que yo tendría que  nitivamente.
                  describir como una situación de perplejidad in-
                  telectual.                                  Pero, de otro lado, tiene que haber y hay razones
                                                              profundas, que no son desdeñables, en favor del
                  Saludo, desde luego, las elocuentes intervencio-  máximo castigo.
                  nes de mi entrañable amigo César Fernández
                  Arce y de mi muy respetable adversario ideológi-  Decía que hay evolución en nuestras constitu-
                  co —solamente ideológico— el doctor Henry   ciones. En la Constitución de 1933, si no me equi-
                  Pease. Quiero decir, sin embargo, que los tres  voco, artículo 54º, se dice:
                  somos católicos; y ni yo puedo imponerles a ellos
                  que, como católicos, acepten la pena de muerte,  "La pena de muerte se impondrá por delitos de
                  ni pueden ellos imponerme a mí que, como cató-  traición a la patria y homicidio calificado, y por
                  lico, la rechace.                           todos aquellos que señale la ley".

                  El doctor Fernández Arce ha dicho que es un  Víctor Andrés Belaúnde, que era pensador y filó-
                  deber de conciencia oponerse a la pena de muer-  sofo católico, en célebre discurso se opuso a ese
                  te. Es cierto, es un deber de su conciencia; pero  artículo, pero lo aceptó en cuanto a la traición a
                  él no ha pretendido y no pretende, estoy seguro,  la patria y en cuanto al homicidio calificado. No
                  trasladar su conciencia a la mía.           lo aceptó en cuanto a la vaguedad de los demás
                                                              casos que señale la ley, porque temía que una ley
                  Está muy claro que los más grandes teólogos de  represiva pudiera señalar delitos políticos y que,
                  la Iglesia Católica, entre ellos nada menos que  entonces, el delito político, que a él le perecía
                  Santo Tomás de Aquino, han opinado, en abs-  inconcebible, fuera pasible de la sanción máxi-
                  tracto, en favor de la pena de muerte. Solamente  ma de la pena de muerte.
                  Dios es dueño de la vida. Y el razonamiento de
                  Santo Tomás —que nos transmitió el señor Alexán-  En la Asamblea Constituyente anterior, la elegi-
                  der Kouri— es, fundamentalmente, el siguien-  da en 1978, la atmósfera fue abolicionista, a pe-
                  te:                                         sar de que el país y la opinión pública estaban en
                                                              contra. La opinión pública quería, por razones
                  "La Sociedad Civil y legítima que representa a  que quizá analice después, la pena de muerte.
                  Dios, cuya autoridad le viene de Dios —según le  Pero en la Asamblea, por ejemplo, Carlos Enri-
                  dijo Cristo a Poncio Pilatos en la hora del Jui-  que Melgar, reconocido penalista, era abolicionis-
                  cio—, la autoridad legítima puede, en nombre de  ta a capa y espada. Mi señor hermano, el doctor
                  Dios y en casos extremadamente graves, arreba-  Francisco Chirinos Soto, era abolicionista y lo es
                  tar la vida a quien la autoridad legítima, confor-  aún; su tesis para graduarse de bachiller en de-
                  me a leyes preexistentes, considera que esa vida  recho fue justamente sobre la pena de muerte.
                  constituye un peligro muy grande para la socie-
                  dad".                                       En esa atmósfera, nosotros aprobamos el artícu-
                                                              lo pertinente, que creo es el 235º, que empieza
                  Esto, desde el punto de vista de la filosofía y des-  por decir: "No hay pena de muerte". Ésa era la
                  de el punto de vista de los principios.     voluntad del constituyente: "No hay pena de
                                                              muerte". Pero, a los pocos días, el señor doctor
                  Señora Presidenta, en el Perú, también al ritmo  Fernando León de Vivero, Presidente de la Co-
                  de los años, en las distintas asambleas constitu-  misión de Defensa Nacional, nos transmitió un
                  yentes, han variado los criterios, lo que demues-  recado del Comando Conjunto de las Fuerzas Ar-
                  tra que el tema es movedizo, que el tema es deli-  madas, en que se nos decía a los constituyentes
                  cado, que el tema es dramático y que no se re-  que si no manteníamos la pena de muerte para
                  suelve, por supuesto, con una frase, ¿no es cier-  los casos de traición a la patria en guerra exte-



                                                          1455
   572   573   574   575   576   577   578   579   580   581   582