Page 573 - Debate Constitucional 1993 - Tomo II
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La señora PRESIDENTA.— Continúe, señor      pena de vida, no es pena de muerte, como dice el
                  Fernández Arce.                             señor Donayre.
                  El señor FERNÁNDEZ ARCE (NM-C90).—          Y para terminar, digo que busquemos el amor. El
                  Con la venia de la señora Presidenta, le concedo  amor es comprensión, el amor es perdón. Sea-
                  la interrupción al señor Donayre, brevemente,  mos hombres para los demás.
                  porque estoy por terminar.
                                                              Gracias, señora Presidenta.
                  La señora PRESIDENTA.— Puede interrum-
                  pir, doctor Donayre Lozano.                 La señora PRESIDENTA.— Tiene la palabra
                                                              el señor Pease García.
                  El señor DONAYRE LOZANO (CD).— Muy
                  generosa, señora Presidenta.                El señor PEASE GARCÍA (MDI).— Señora
                                                              Presidenta: Quiero comenzar pidiendo su bene-
                  Doctor Fernández Arce, le he escuchado con suma  volencia, porque no quiero quitar los cinco mi-
                  atención, y coincidimos plenamente, tal cual he  nutos que tienen mis compañeros de bancada.
                  expuesto esta mañana mis puntos de vista, res-
                  petando la opinión ajena. Participo del criterio  Nosotros representamos aquí a una izquierda que
                  de que la pena significa sufrimiento, un conflic-  nunca concilió con el terror y que ha luchado con-
                  to que se produce entre el espíritu-conciencia y  tra la violencia en todas sus formas en el Perú.
                  el espíritu-sentimiento. Pero, ¿qué sucede cuan-  Tenemos razones de fondo que queremos expo-
                  do se ejecuta, cuando se mata? Ya no hay pena,  ner sobre lo que significa para el Perú, en esta
                  ya no hay sufrimiento, ya no hay ese conflicto en  coyuntura histórica, reimplantar la pena de
                  aquel que ha cometido un delito y que se siente  muerte.
                  responsable de ese hecho abominable.
                                                              Para mí es un honor coincidir con César Fernán-
                  Por eso, cuando se habla de la pena de muerte,  dez Arce. Él nos ha dado una lección. Pero es más
                  está mal esta denominación; debiera llamarse  grande la lección de su vida, de su probidad. Por
                  pena de vida y no pena de muerte, porque es una  eso se puede decir, con verdad, lo que él ha dicho
                  pena corporal, y al cuerpo se mata, más nunca se  aquí, defendiendo la vida y hablando del amor.
                  mata a la vida.
                                                              Quiero comenzar haciendo una primera afirma-
                  Por lo tanto, aquel que comete un hecho delictivo  ción: oponerse a la pena de muerte no es conci-
                  debe penar quitándosele lo más sagrado que tie-  liar con Sendero ni con el terror, no es ser menos
                  ne un ser humano, que es el derecho a la liber-  fuerte o más débil frente a esta lacra de nuestra
                  tad; y entre cuatro paredes reflexionará el tiem-  patria. Es al revés; sostenemos que luchar con-
                  po suficiente para reincorporarse a una sociedad  tra la pena de muerte es impedir que se haga lo
                  que necesita de un hombre arrepentido, porque  que quiere y lo que necesita Sendero. Sendero
                  un hombre arrepentido va a traer un mensaje de  quiere que el Perú se instale en la lógica de la
                  paz. Y sólo la paz, como ha dicho usted, ocasiona  muerte, y no es el primero, hay miles de testi-
                  la unión y la armonía de los pueblos y la solidari-  monios que hay que saber leer.
                  dad de los hombres. Matando, nunca habrá paz
                  ni en el Perú ni en el mundo. El que canta a la  Las autoridades británicas que gobernaban Pales-
                  muerte, vive en la equivocación eterna.     tina ahorcaron a varios miembros de la organiza-
                                                              ción clandestina sionista Irgún, durante la déca-
                  Gracias.                                    da que empezó en 1940, después de que fueran
                                                              condenados por atentar con explosivos y por otros
                  La señora PRESIDENTA.— Puede continuar,     actos de violencia. Menahem Begin, antiguo diri-
                  señor Fernández Arce.                       gente de Irgún, y después primer ministro de Is-
                                                              rael, dijo, al respecto, a un ex ministro del gobier-
                  El señor FERNÁNDEZ ARCE (NM-C90).—          no británico, que las ejecuciones habían galva-
                  Me queda poco para terminar, un minuto nada  nizado a su grupo y que, posteriormente, como
                  más, señora Presidenta; le ruego un poco de pa-  represalia, se ahorcó a varios soldados británicos.
                  ciencia.                                    Begin afirmó que "los ahorcamientos nos consi-
                                                              guieron los nuevos miembros que deseábamos y
                  Decía que, efectivamente, la pena de muerte no  nos hicieron más eficaces y dedicados a la causa.
                  es pena de muerte, porque la pena conlleva, den-  Ustedes no estaban condenando a muerte a nues-
                  tro de sus fines, la rehabilitación, lo cual no es  tros terroristas; estaban condenando a muchos de
                  posible con la pena de muerte. En realidad, es  su propia gente, y nosotros decidimos cuántos".



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