Page 574 - Debate Constitucional 1993 - Tomo II
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Un ministro de Justicia francés dijo en 1985: "La  No hay un mandamiento expreso para los cris-
                  idea simplista de que la pena de muerte puede  tianos, pero nosotros, que no hablamos en teoría
                  hacer retroceder a los terroristas es desmentida  sino desde una práctica concreta, vemos con apre-
                  por la historia y por la actualidad internacional.  cio que el más reconocido prelado de nuestro país,
                  Nunca, en ningún lugar, la amenaza de pena de  el Cardenal Landázuri, y también el Arzobispo
                  muerte ha impedido el terrorismo ni el crimen  de Lima, hayan optado por la prudencia. Es la
                  político. De hecho, si hay un tipo de hombre o de  prudencia la que los pone en contra, no una nor-
                  mujer que frecuentemente arriesga la vida para  ma expresa.
                  la acción, al cual la pena de muerte no amenaza,
                  ése es el terrorista".                      Recuerdo en boca del Cardenal Landázuri mu-
                                                              chas referencias, durante la década pasada, a que,
                  Podemos ir más lejos en la historia. Vayamos a  efectivamente, la Iglesia autoriza la pena de
                  los orígenes del cristianismo y recordemos cómo  muerte. Y recuerdo también sus declaraciones
                  murieron los primeros cristianos, en los tiempos  precisas sobre lo que es la sociedad peruana y lo
                  de Calígula, ante las fieras. ¿Qué pasó con el cris-  que aquí y ahora significa la pena de muerte.
                  tianismo? ¿Qué pasó con sus ideas? ¿Acaso desa-
                  parecieron?                                 Por tanto, hay que citar, pero hay que citar com-
                                                              pletamente. Y por eso me parece importante re-
                  Jiménez de Asúa, famoso penalista, señala ro-  cordar un párrafo del texto de la última declara-
                  tundamente los datos, opiniones y estadísticas  ción que hizo el Episcopado en la Cuaresma pa-
                  que recopiló la Real Comisión, desde 1949 hasta  sada:
                  1973. Fueron tan concluyentes que no admiten
                  dudas de que la pena de muerte no solamente no  "Queremos reafirmar una vez más, a la luz de la
                  es intimidatoria, sino que podría decirse que  muerte y resurrección del Señor, el valor sagra-
                  incentiva a los delincuentes potenciales a llevar  do de la vida humana, valor que no se pierde ni
                  a cabo sus planes delictivos. El mismo Jiménez  por la pobreza, ni por la ignorancia, ni por el pe-
                  de Asúa afirma:                             cado, ni por el crimen o la violencia".
                                                              No es frase mía, yo no represento a nadie, pero
                  "La psicología profunda ha demostrado la inefi-
                  cacia de la pena de muerte, que remueve en las  es una frase que tiene, creo, la sabiduría de la
                                                              historia. No porque no reconozca que esta mis-
                  gentes los restos de sadismo soterrados en el in-  ma Iglesia, que siempre se ha definido pecadora,
                  consciente por la civilización, porque, al mismo  apoyó y levantó la Inquisición o luchó en la épo-
                  tiempo, es un aliciente para delinquir". Y sigue  ca de las Cruzadas. Es evidente que son los valo-
                  un texto más largo que aquí no cito.        res de cada época de la sociedad los que expresan
                                                              sus diferentes instituciones sociales, pero no se
                  Pensamos, pues, que la pena de muerte no ayu-  puede, como se ha hecho acá, ver un solo lado del
                  da a salir de este flagelo. Pero queremos decir  pensamiento cristiano, porque esa visión no es
                  aquí, una vez más, que sí hay por medio una cues-  cierta.
                  tión de principios. Para nosotros, la cuestión prin-
                  cipal es una opción radical por la vida. Yo creo en  Estos elementos los doy simplemente para seña-
                  el Dios de la vida y actúo en consecuencia.  lar que nadie nos pone parámetros. Seremos no-
                                                              sotros, con responsabilidad, los que extendamos
                  Es cierto, no hay un mandamiento expreso y pre-  o eliminemos la pena de muerte. Pero esa deci-
                  ciso en el caso de la Iglesia Católica. Y un obispo  sión tiene que tomarse en base a principios, re-
                  de esta Iglesia se ha atrevido a llamar cobardes a  cordándolos, pero también refiriéndonos a la rea-
                  quienes estamos en contra de la pena de muerte.  lidad concreta del Perú.
                  Yo no le voy a responder con palabras sino con la
                  vida de María Elena Moyano y con la vida de  En síntesis, sostengo, señora Presidenta, que la
                  Michel Azcueta. Ellos salieron de nosotros.  pena de muerte es una violación del derecho a la
                  Michel se opuso a la pena de muerte, después de  vida, es matar en frío. No es el combate, no es la
                  haber visto la muerte cara a cara, después de  acción de un policía que nos defiende o de un
                  haber denunciado a quien lo quiso matar. ¿Éstos  militar en combate que está defendiendo a la so-
                  son los cobardes?                           ciedad. No. Es a una persona detenida, desarma-
                                                              da y apresada, a esa persona, que el Estado deci-
                  Yo quiero decir que es necesario, ciertamente, ver  de, en frío, eliminarla. Es ese derecho el que cues-
                  lo que es el drama del Perú y comprender el cla-  tiono, es ese derecho el que la humanidad cues-
                  mor que existe; pero es necesario, también, no  tiona.
                  hacer demagogia y no dejarse llevar por la pa-
                  sión.                                       Hoy le escuché decir al congresista Fernández



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