Page 195 - Debate Constitucional 1993 - Tomo II
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gunos liberales a ultranza, hay que decir lo que  ra, sacrificar su obligación moral de poner límite
                  establecen otras Constituciones, como las de los  al abuso y a la explotación mediante la regula-
                  países más antiguos de Europa, forjadores de la  ción de la propiedad de la tierra.
                  cultura occidental.
                                                              Gracias, señor Presidente.
                  La de Grecia, dice así: "Sólo se autoriza la con-
                  centración parcelaria por una ley especial"; o sea,  El señor PRESIDENTE.— Tiene la palabra el
                  la norma general dice no a la concentración de la  señor Pajares Ruíz.
                  tierra. La de Italia, desde Roma, desde los her-
                  manos Graco, dice: "La ley fijará límites a la su-  Señor Pajares, ¿declina su intervención?
                  perficie de la tierra, según las regiones y las zo-
                  nas agrarias". Y la de Portugal: "Hay fijación de  El señor PAJARES RUÍZ (NM-C90).— Señor
                  los límites máximos de las unidades de explota-  Presidente, pensaba que no me iba a dar la pala-
                  ción agrícola". En América Latina, comenzamos  bra. Gracias.
                  con la Constitución de Venezuela, que dice así:
                  "El régimen latifundista es contrario al interés  Indudablemente, en el Perú necesitamos de una
                  social"; la de El Salvador, que fija exactamente  legislación adecuada, mas no empírica ni
                  en doscientas cuarenta y cinco hectáreas la ex-  declarativa. La crisis económica que atraviesa
                  tensión máxima de tierra; la del Paraguay dice:  nuestro país no es inédita en la historia ni única
                  "La ley fijará la extensión máxima de tierra", como  en el mundo. Para salir de la crisis no hace falta
                  sucede con nosotros; y la de Ecuador dice: "Se  "descubrir la pólvora"; se requiere de voluntad y
                  proscribe el acaparamiento de la tierra y el lati-  de mucho sacrificio. Decir o hacer lo contrario,
                  fundio". Como no quiero aburrirlos, sólo les he  supone partir de un inaceptable complejo de in-
                  mencionado algunos casos que revelan que en  ferioridad. Queremos y podemos lograr el desa-
                  todos los países existe la obligación del Estado  rrollo, pero no si esperamos que caiga del cielo.
                  de establecer límites a la propiedad de la tierra,
                  para no convertirla en un derecho absoluto.  Con mucha tristeza y con bastante paciencia he-
                                                              mos venido escuchando a algunos colegas de la
                  Entonces, en este caso hay un argumento adicio-  oposición la serie de argumentos que tratan de
                  nal para los peruanos. Probablemente, defendien-  desconocer lo reconocido. Hay ciclos en la histo-
                  do su tierra, han muerto en los últimos cincuen-  ria que inevitablemente se cumplen, y considero
                  ta años, y habría que leer a Arguedas o a Ciro  que el ciclo de aquellos políticos tradicionales,
                  Alegría para recordarlo, más de treinta mil per-  porque así lo consideró el pueblo el 5 de abril,
                  sonas: en pleitos de tierras, en explotaciones por  llegó a su final.
                  tierras, en abusos de tierras. Hoy, nosotros no
                  podríamos, de ninguna manera, sabiendo que la  Es que nada nuevo realmente pueden nuestros
                  causal del abuso ha sido la concentración de la  queridos amigos políticos tradicionales ofrecer al
                  tierra, permitir que esta Constitución  dejara las  país; aquéllos que tuvieron todo el tiempo de la
                  manos libres para que se acapare la tierra y el  vida y del mundo para realizar grandes transfor-
                  Estado perdiese el instrumento vital de regular  maciones sociales en nuestra patria y no lo hicie-
                  la extensión de la tierra. Y la razón final es la  ron. También es bueno recordarles algo que muy
                  siguiente: no se trata sólo de producir más; por-  bien ellos saben y, desde luego, descubrieron: las
                  que los liberales siempre sostienen que si uno  causas de la crisis. Hay que refrescarles la me-
                  sólo produce en diez mil hectáreas más que cua-  moria a aquéllos que tienen animadversión al de-
                  renta, hay que darle las diez mil hectáreas a ese  sarrollo de nuestra patria.
                  solo y despojar a treinta y nueve de sus peque-
                  ñas parcelas. Ese argumento es inválido, no por  Fujimori, señor Olivera, no es sólo el producto
                  razones económicas sino, fundamentalmente, por  del desborde popular y de la crisis de un Estado
                  razones sociales.                           en que, de alguna u otra forma, han participado
                                                              ustedes, los políticos tradicionales; sino que es,
                  En el Perú, la tierra es la identificación del agri-  como lo viene demostrando hasta la fecha, una
                  cultor con su ambiente; el agricultor forma par-  alternativa concreta de paz, orden y desarrollo
                  te del medio en el cual trabaja todos los días, des-  que tanto necesita el pueblo. Diariamente, men-
                  de que amanece, mientras ara, mientras cosecha  cionaba el doctor Chirinos el día de ayer, en el
                  y mientras riega; él y la tierra es todo una mis-  Perú profundo, en el Perú real, se manifiestan
                  ma cosa. ¿No se acuerdan de la "Mamapacha" de  con mucha hidalguía cambios en lo que es la di-
                  la cual venimos? Desde hace siglos, en el Perú, a  rección propuesta por el Gobierno, les guste o
                  diferencia de otros países, la tierra es la entraña  no. Éste, a mi entender, es el sentir del pueblo
                  misma de donde viene la sangre y el trabajo del  peruano. ¿Por qué tenemos nosotros que castrar
                  pueblo; y el Estado no puede, de ninguna mane-  las expectativas populares de cambio y de trans-



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