Page 42 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Volumen 1
Prólogo a la segunda edición
estructura políticoadministrativa reemplazando a los peninsulares por los es-
pañoles americanos o criollos.
Queda el tema de la cabeza y la forma de gobierno. En concordancia
con su época, Viscardo opta por la monarquía. Él prefiere que una, vez ex-
pulsados los españoles peninsulares, América sea gobernada por un príncipe
inglés o, de no ser posible, un inca descendiente de los antiguos gobernantes
andinos. En todo caso, ambas opciones son mencionadas por Viscardo de ma-
nera muy escueta. De una u otra manera, piensa que no serían los indios los
que mandasen sino los criollos.
Con respecto a un posible inca, se ha hecho énfasis en las escasas oca-
siones en las que Viscardo hace referencia positiva a los incas. En carta de
1782, Viscardo dice a lord Sydney que al liberar Hispanoamérica gracias a In-
glaterra, se restablecería el trono de los incas. Sin embargo, pronto manifiesta
los prejuicios de su grupo social. Así, en referencia a la rebelión de 1780-1783,
Viscardo llega a declarar la repugnancia que tendrían los criollos de aceptar
un indígena como soberano. Al manifestar en 1792 que esos inconvenientes
no impedirían la acción militar separatista, en su Ensayo histórico sobre los dis-
turbios de la América meridional en 1780, Viscardo dice que «nada prueba tan
claramente el extremo de descontento que reinaba entre los españoles, como
ver a tantos de ellos hacer causa común con los indios, y escoger someterse a
un jefe de esta Nación que desprecian» (Viscardo 1998, t. I: 52).
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De otro lado, queda claro que se refiere a Hispanoamérica en su con-
junto, sin pensar en su fraccionamiento en dos o más partes, aunque se re-
fiera por separado a zonas al momento de plantear sus estrategias militares y
siempre trate de manera diferenciada a la Nueva España o México. En todo
caso, esta actitud lo muestra como alguien que pensaba en una patria grande
al momento de la independencia y de seguro así se entendió. En la práctica, la
separación política de Hispanoamérica se logra en un movimiento abarcador
y coordinado en zonas muy grandes.
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21. Viscardo no cita al dominico Bartolomé de las Casas (todo hace pensar que fue Francisco Miranda
quien inserta la polémica cita de Las Casas al final de la Carta). Más bien, Viscardo es lascasiano a través
del Inca Garcilaso de la Vega. Su pensamiento se engarza con el sentido de los reclamos históricos del
llamado «patriotismo criollo» que coincide con el pensamiento garcilasista aunque por motivaciones y
con contenidos diferentes. Lo central en el lascasismo de Viscardo a partir de Garcilaso es la idea de la
«restitución» de la soberanía que es ahora vista como necesaria por la ruptura del «pacto colonial». Es
decir, si para Las Casas se debía restituir la soberanía de los gobernantes legítimos prehispánicos, Garci-
laso y luego otros reclaman la restitución para los criollos como señores legítimos de la tierra, afectados
por los cambios unilaterales realizados tanto por los Habsburgo como por los Borbones.
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