Page 38 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Volumen 1
Prólogo a la segunda edición
del 22 de agosto de 1782 y en su Ensayo histórico sobre los disturbios en la Amé-
rica Meridional de 1792, Viscardo responsabiliza a los indios (incluyendo a la
dirigencia curacas) del fracaso del movimiento por «precipitar» la rebelión y
así adelantarse a la iniciativa de los criollos. En segundo lugar, señala a unos
criollos que entiende habrían tenido mayor legitimidad y éxito en la conduc-
ción del movimiento. En tercer lugar, elogia a Ignacio Flores y Manuel Villalta
por haber aplastado la rebelión y restablecido el orden en los Andes (Quito y
Cusco, respectivamente) (Viscardo 1988: 47-52, 357-360).
La expresión españoles americanos no es ambigua. Se refiere de mane-
ra precisa a los criollos a quienes va dirigido el conjunto de sus propuestas y su
contenido tiene esta dirección inequívoca. La expresión «americanos» no se
refería entonces a todos los nacidos en América. Eso vendrá mucho después.
Mientras tanto, el término se usa para diferenciar a los españoles entre euro-
peos y americanos.
Viscardo se revela como vocero de la élite provincial de la cual venía.
Su visión de la sociedad colonial era la de una jerarquía armoniosa de razas
y clases perturbada únicamente por la explotación colonial española y la co-
dicia de los españoles europeos enviados a gobernar América. En su visión,
una vez eliminado el poderío español las élites criollas asumirían el control de
Hispanoamérica, aunque concediendo un papel honorable a la nobleza india
(Brading 1999, t. I: XLIX-L).
La gran rebelión andina de 1780-1783 y las represiones posteriores,
generan el temor entre los propietarios y demás sectores pudientes en los An-
des como para pensar en una alianza con los indígenas gracias a curacas o
caciques. Estas alianzas se producirán en una coyuntura muy diferente a partir
de 1808, pero mientras tanto se cuidan de iniciar un levantamiento que pueda
ser difícil de controlar. Precisamente, Viscardo actúa y escribe en ese tiempo
que puede llamarse un prolongado «silencio social» (1783-1809) en el que no
hay rebeliones en Hispanoamérica.
Otra fuente de temor para los criollos (también para Viscardo) fue la
Gran Rebelión Francesa de 1789 (Rosas Lauro en Varios autores 1999, t. II:
213-241). En realidad, es un mito historiográfico que la revolución en Francia
haya impactado positivamente en los criollos americanos. El mismo Viscardo
y otros insurgentes del momento (incluido Francisco Miranda) rechazaron
la revolución que conocían muy bien por casi convivir con ella en Europa.
Viscardo no menciona a la revolución en Francia más que señalar coyuntu-
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