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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Vida y obra de Toribio Rodríguez de Mendoza
            concurran los Catedráticos, a explicar las lecciones; los discípulos a oírlas:
            elíjanse para su estudio los autores que merezcan el parecer de los primeros
            Sabios de la Universidad, y la aprobación del Gobierno, y fórmense las respec-
            tivas Academias, entonces todo entrará en orden. Bien veo lo mucho que Usía
            tiene que chocar con el esfuerzo de oposición que hará la decidida envejecida
            de un Claustro, que no quiere reformarse, pero es necesario con lo que man-
            dan las Leyes del Libro título veinte y dos de estos dominios, y las del Libro
            ocho, títulos cuatro, cinco, seis, siete, ocho, y nueve de la novísima de Castilla.
            El Rey lo quiere, y quiere lo que es justo, y lo que conviene a la ilustración de
            sus Vasallos, de que resultan tanto Bienes a la Religión, y al Estado. Ninguno
            más a propósito que Usía para comisión tan delicada, y ninguna ocasión más
            favorable que la actual, en que vemos al frente del Gobierno Superior un hom-
            bre de una fortaleza de carácter que todo lo allana con un deseo el más vivo, y
            el celo más ardiente, cuando se le hace ver que es interés público, y que la Ley
            lo manda. De esta manera puesta la Universidad al nivel de sus obligaciones,
            poco costará la reformación del Convictorio de San Carlos, que tanto necesi-
            ta. Tiene fondos suficientes para sustentar las plazas de su dotación, y los que
            entren de pensionistas, deberán pagar los menos ciento quarenta pesos al año,
            pues hallo que es en detrimento del Colegio la escasa contribución de ciento
            doce, que en la actualidad pagan. El gobierno interior económico de dicho
            Colegio está bien designado en sus contribuciones; más veo no se cumple con
            ellas. Los Colegios son para que la Juventud viva con más sugeción, menos
            distracción, y mayor comodidad para estudiar. Los Rectores de ellos deben ser
            hombres conocidos por su Sabiduría y probidad, y aunque estas qualidades
            con notoriedad pública, sus enfermedades lo tienen en un estado que me pa-
            rece poco ventajoso para estar siempre en vela sobre una juventud, que asecha
            la confianza del Superior para entregarse a los desórdenes.
                    Las quatro Cátedras que obtiene el Colegio, de Artes, Digesto viejo,
            Teología y Matemáticas; se suponen en el plan que ha presentado el Señor
            Rector, dirigidas por los que no son Catedráticos en la actualidad. A estos se
            deben obligar a que inmediatamente, o renuncien, o que vayan a explicar al
            Colegio, como es de su obligación, o por mejor decir, son Cátedras que deben
            tener los mismos Colegiales, pero estos las desamparan, y nombran un Subs-
            tituto, buscando otros acomodos, o negociaciones en la calle, y percibiendo
            los emolumentos de un trabajo que no tienen. Es quanto por ahora puedo
            informar a Usía sobre el Convictorio de San Carlos, quedándome obligado



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