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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Vida y obra de Toribio Rodríguez de Mendoza
                    Si yo fuera capaz de dar luz y consejo al respetable cuerpo de párrocos,
            les manifestaría mi antiguo deseo de poner en las manos de los niños buenos
            catecismos, alejando de uso y conocimiento los de Astete, Ripalda, el de los
            Escolapios y otros de su clase, por incompletos, imperfectos aun en lo que
            contienen, escritos sin dignidad ni unción, y donde al lado de santas verda-
            des vienen insípidas y falsas alegorías, que debilitando el juicio acostumbran
            insensiblemente á no poder distinguir lo verdadero de lo falso, lo sólido de
            lo superfluo. Catecismos hay excelentes, ya puestos en español; y quando nos
            faltaran, muy fácil seria formarlo con solo reunir los extractos que compuso
            nuestro Olavide en su nunca bien celebrada obra del evangelio en triunfo.
            Sin cimientos sólidos de instrucción no hay fé sino humana: no se conoce á
            Dios, porque no teniendo su verdadera idea se confunde con los santos, y se
            cometen idolatrías. Testificor coram Deo et Jesu Cristo, que el confesonario en
            los pueblos de indios me dió á conocer estas verdades que siempre tienen en
            angustia mi corazon. Por eso no cesaré de clamar que los señores curas re-
            doblen sus cuidados en materia del culto de Dios y de sus santos, que es una
            principal parte de la religión, y donde exercitan los fieles innumerables actos
            con que tributan obsequio y amor á Dios y á sus siervos, y donde hay que exa-
            minar qué es lo laudable, y qué lo vituperable. Les diré con S. Pablo: Praedica
            verbum, insta opportune, importune: argüe, obsecra, increpa in omni patien-
            tia, et doctrina. Erit enim tempus, cum sanam doctrinam non sustinebunt, sed
            ad sua desideria coacervabunt sibi magistros, prurientes auribus: et á veritate
            quidem auditum avertent, ad fabulas autem convertentur. Tu vero vigila, in
            ómnibus labora, opus fac evangelistae, ministerium tuum imple. Sobrius esto.
            Cuidemos pues todos de que no broten las malas yerbas de la superstición, y
            que se arranquen con igual cuidado las que hubieren nacido. Sepamos que la
            raiz supersticiosa, y el fomento mas poderoso de las supersticiones en materia
            de culto, es la indocta exorbitancia de la piedad. Esta exorbitancia, que pro-
            piamente se puede llamar luxo piadoso, procede de algún principio infestado
            de vanidad ó amor propio, y de no contentarse con las devociones estableci-
            das por la iglesia. Notable es el año de 1668, fecha de la bula que cita el padre
            Croiset del papa Clemente IX á favor de la cofradia del santísimo corazon de
            María, porque en ese mismo año se publicaron por un visionario capuchino
            oraciones dirigidas á todos los miembros de la santísima Virgen, cuyas muestras
            serán las tres siguientes impresa en Paris en un papel intitulado: La devota salu-
            tación de los miembros sagrados del cuerpo de la gloriosa madre de Dios. «A los



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