Page 156 - Vida y Obra de Toribio Rodriguez de Mendoza - Vol-1
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Volumen 1
Debate sobre la devoción del Corazón María Santísima
El célebre Muratori, que según el dictámen del famoso teólogo Berti,
es bastante por sí solo para colmar de gloria á la Italia, aun quando no hubiera
esta nación tan culta producido otro sabio que este: Muratori, digo, expone
algunas observaciones sujetándolas al juicio de los doctos. Yo mezclaré al-
gunas mias mucho mas necesitadas de la indulgencia de los que piensan con
mas luces que yo. Observa aquel crédito y zeloso sacerdote que en Italia, des-
cubierto el sacramento, se cantan inmediatamente las letanías de la Virgen, y
que al pronunciarse sancta María, ora pro nobis, muchos baxan la cabeza, sin
haber manifestado esta ú otra señal de obsequio, quando se pronunció ántes
sancta trinitas unus Deus. Si observasen esto los enemigos de la religión cató-
lica, se escandalizarían, y dirían: ¿acaso es María mas que Dios? Antes puesta
en comparación con Dios esta felicísima criatura, no tiene por sí esplendor,
porque el que tiene todo lo reconoce descendido de Dios. Este abuso observa-
do por Muratori resulta sin duda de otro autorizado con práctica mas común.
Cantándose el verso sancta María, los músicos y cantores hacen tan lentas
pausas y repeticiones de las mismas palabras, como si anunciasen que van á
proferir un nombre mas augusto, mas grande y santo, y por eso mas venerable
que los precedentes: y este rito se practica aun quando está descubierto el Dios
sacramentado, ante cuya presencia deben estar postradas todas las criaturas
del cielo y de la tierra: y como estas exterioridades de música y de canto son
expresiones de los afectos interiores, es de creer que en semejantes ocasiones
es antepuesta la Virgen en el corazon á su santísimo hijo Jesucristo. Este des-
reglo desde luego no se comete con reflexión aun por el mas rudo del pueblo;
pero también es cierto que este mecanismo es supersticioso, y un resbaladero
á un falso culto, y por eso debe corregirse por los que tienen autoridad.
La letanía de la Virgen es la que se dispuso para cantarse delante de
la imagen de Loreto, y no á presencia de Jesucristo sacramentado, á quien
parece, según la reflexión anterior, se hace injuria; porque todos los afectos
se dirigen á la Virgen, así en la letanía como en el rosario que se reza; sin em-
bargo de que este es para considerar los misterios ya gozosos, ya gloriosos, ya
dolorosos de la vida de nuestro Salvador, y por tanto muy útil en su caso. Re-
flexiona Muratori, que descubierto el sacramento y presentándose Dios sobre
su trono, y siendo nosotros admitidos con tanta benignidad á la audiencia de
nuestro divino Señor, parece conforme que nosotros mismos directamente
encamináramos hácia él nuestras súplicas para obtener sus bendiciones y mi-
sericordias. Para hacer mas perceptible este concepto, dice: un príncipe de la
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