Page 163 - Vida y Obra de Toribio Rodriguez de Mendoza - Vol-1
P. 163

Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Vida y obra de Toribio Rodríguez de Mendoza
            velas y la música es mas teatral que la prescrita por reglamentos eclesiásticos
            y digna del templo, la concurrencia es mas numerosa, y los afectos de piedad
            terminan en el santo del dia.
                    Los curas poco pueden prometerse de los indios sus feligreses, habi-
            tantes fuera de los pueblos, y envejecidos en la obscuridad de la ignorancia; sin
            desesperar por esto del buen suceso de su vigilancia, y sobre todo del auxilio
            del cielo. No presentan igual triste aspecto los párvulos y jóvenes, en quienes
            reducidos á escuelas de primeras letras y de religión, se deben imprimir cono-
            cimientos que les sirvan en todo el resto de sus dias, para el recto y ordenado
            exercicio de la piedad.
                    Iguales esperanzas, y aun mas alegres, nos debemos prometer del mi-
            nisterio apostolico de nuestros misioneros en la conversión de los indios in-
            fieles, si al amor de la religión unen la correspondiente ilustración, y ponen en
            obra el plan propuesto y executado por nuestro divino maestro, los apóstoles
            y sus sucesores. Establecimiento de escuelas para enseñar el idioma castella-
            no, y con él el estudio de la religión. El padre Ricardo Simón desea que los
            misioneros sean médicos, y el justamente celebrado padre Mamaqui en una
            dedicatoria al señor Benedicto XIV, cree conveniente que los jovenes teólogos
            misioneros sean buenos filosofes y matemáticos. Todo esto es muy bueno, si
            preside la caridad y anima todas las acciones de los misioneros, cuyas fatigas
            y labores en la viña del señor fructificarán abundantemente baxo del ilustrado
            zelo de nuestras juntas provinciales, en las que por este título deben ser ecle-
            siásticos algunos individuos.
                    «Cuando quisiéramos desmenuzar mas estas cosas, y averiguarlas mas
            en particular, resultarían muchas y varias questiones, que fuera necesario hen-
            chir muchos mas libros de los que pide esta obra y el tiempo, el que no tene-
            mos tan sobrado, que nos convenga detener en todas las dudas que nos pue-
            den poner los ociosos y escrupulosos, que son mas prontos para preguntar,
            que capaces para entender. Así S. Agustín en el cap. 1° del lib. 15 de la ciudad
            de Dios, según la traducción de Antonio de Roys».
                                                                      L. M.


                             Archivo P. Rubén Vargas Ugarte S. J., Lima







                                               162
   158   159   160   161   162   163   164   165   166   167   168