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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de Toribio Rodríguez de Mendoza
la humanidad de Jesucristo, con la santa Virgen y los santos: y esto es muy
repugnante. Quarto: se pide á Dios por esta oracion y se espera que rezándola
se obtendrá la remisión de sus pecados por los siglos infinitos de los siglos.
Mas no se entiende qué quieren decir estas palabras: ellas no pueden referirse
al sempiterna laus, honor etc. porque seria inútil pedir que sean por los siglos
de los siglos las cosas que ya se han calificado de sempiternas. Parece pues que
el per infinita saecula saeculorum, deben referirse á la remisión de los pecados;
pero aun en este caso son insignificantes ó contrarias á las nociones teológicas:
porque ¿qué remisión de pecados podrá haber en toda la eternidad, sea esta
feliz ó desgraciada? La remisión se hace en esta vida, la que pasa y dexa de ser.
El verso beata viscera, y la respuesta et beata ubera, no tienen conexion
con la oracion precedente; sin embargo de estar compuesta de las palabras que
la iglesia ha consagrado en sus oficios sacadas del evangelio.
De aquí infiere Juan Bautista Tiers, cuyas razones he copiado, que no
se haria mal en dexar de rezar esta oracion, lo que no se dice ni en las iglesias
catedrales y colegiatas, ni en las monásticas que no se han alejado de sus pri-
mitivos usos; y testifica dicho autor, que tal oracion no se halla en los brevia-
rios romanos revistas y corregidos por la autoridad de Pió V y Clemente VIII.
Si de la portada del breviario nos internamos al cuerpo, encontraré-
mos muchas cosas dignas de reprehensión, sin embargo de que la iglesia mu-
chas veces según los tiempos y las ocasiones huviese mudado y corregido el
breviario, según lo testifica Benedicto XIII y por eso los concilios senonense,
coloniense, rotomagense y remense, todos á principios y casi á fines del siglo
16 decretaron, que el breviario fuese repurgado. Clemente VII exhortó al car-
denal Quiñones, para que se dedicase a la buena obra de expurgar y reformar
el breviario, que al fin se verificó, y se publicó con permiso de Paulo III. Con-
vienen los doctos que este breviario era el que debia preferirse para el rezo
de las horas canónicas, sin embargo de no haber quedado enteramente libre
de defectos. La Sorbona censuró agriamente este breviario: pero despues, no
habiendo pasado ni medio siglo, lo defendió y protegió contra el docto Mal-
donado que censuró las lecciones puestas en el oficio de la concepción de la
Virgen. Entre otras cosas decían aquellos doctores, increpando á Maldonado
el que hablase contra un breviario aprobado por los sumos pontífices, que di-
cho breviario debía mantenerse y usarse. Al cabo los ignorantes y los misterios
de la curia de Roma, obtuvieron su supresión y condenación, y se mantuvo
el que hasta hoy usan los sacerdotes, cargado de cosas que deshonran á un
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