Page 490 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
P. 490
Volumen 1
Dictamen de José Baquíjano sobre la revolución hispanoamericana
que ni un solo americano tuvo parte en la prisión del virrey, así lo confiesa el
comisionado Jáuregui, y añade «mi compañero Javat ha blasonado de palabras
y por escrito dándose por autor de tal hazaña».
6
Las vejaciones más crueles y violentas se practicaron contra los mexi-
canos que no habían accedido a ese atentado tan perjudicial a la veneración
y respeto debido al primer jefe del reino, y sin el que no podía mantenerse la
tranquilidad y sosiego. El síndico de la ciudad Azcárate y el del Común Primo
Verdad, que habían trabajado en nombre de ésta las representaciones de que
se ha hecho mención, fueron ignominiosamente puestos en la cárcel, lleván-
dolos en público con el escarnio de ir las manos atadas por detrás; el primero
creo que aún permanece arrestado después de tan largo tiempo del olvido de-
cretado por las Cortes y de sesenta días que se le retuvo sin comunicación; el
segundo falleció en la cárcel nombrada del arzobispo el 4 de octubre de aquel
año, haciendo ante el fiscal Sagarzurieta la protesta jurídica y solemne «de que
pasaba al tribunal infalible del Eterno, sin que nada le remordiese la concien-
cia sobre su fidelidad, porque jamás por escrito ni palabra tuvo idea que no
fuese fiel a Femando VII y a la España». 7
La misma inhumanidad causó la muerte del religioso mercedario na-
tural de Lima fray José Talamantes, a quien por sus vastos conocimientos se
le detuvo al pasar por aquella capital con destino a Europa, para arreglar los
límites entre las posesiones españolas y angloamericanas con motivo de la
venta de la Luisiana, cargado de grillos se le sepultó en un calabozo del castillo
de Ulúa; y haciendo ruido con ellos entre las convulsiones de su cercana muerte,
le añadieron otro par, cinco minutos antes de expirar ese apreciable literato.
Esos desórdenes se minoraron en parte por el nombramiento librado
del virrey interino, en el muy reverendo arzobispo don Francisco Xaxier Li-
zana; el justo concepto que se merecía ese prelado por sus luces y probidad, le
había conciliado la veneración y amor de todo el reino de Nueva España; así
se conservó tranquilo en el tiempo de su gobierno; siendo la época de las alte-
raciones su separación del mando, que fue confiado al general don Francisco
Venegas, y con el degradante desaire de prevenirle que sin dilación entregase
el gobierno a la Audiencia, a ese tribunal de quien tanto desconfiaba el público
por la arbitrariedad de sus anteriores resoluciones.
____________
6. Informe del comisionado Jáuregui al Ministro Cornel.
7. El Ilustrador Americano, núms. 5 y 6.
489