Page 390 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen 1
Sobre la jubilación de Baquíjano de la cátedra de prima de cánones
defensa en tan dilatado tiempo, no disfrutando otro provecho de ellas, que la
pura satisfacción de servir al público, cuyo objeto le estimuló al establecimien-
to de la Sociedad Académica de Amantes del País (que ha merecido la acep-
tación de V.M.) y de la que nombrado presidente, en cuyo cargo se mantiene,
trabaja en la publicación de dos papeles periódicos en cada semana, obra los
más de ellos de la aplicación y fatiga del que suplica.
De modo, señor, que el exponente en cuarenta y dos años de edad ha
empleado los veinte y ocho en servicio de V.M. y del público en los destinos de
mayor confianza, estimación y honor, como así lo informan a V.R.P. el virrey
del Perú, la real Audiencia, real Universidad, los Prelados eclesiásticos, el Ca-
bildo secular y demás jefes, y tribunales de aquellos dominios, esperando que
la bondad de vuestra merced se digne premiar el acreditado celo y exactitud
con que ha desempeñado esas confianzas.
Prueba de la satisfacción de aquella ciudad y real escuela, es el nom-
bramiento que han hecho estos ilustres cuerpos del que suplica, para que
como su diputado general se presentase a los reales pies de V.M. promoviendo
las solicitudes convenientes al bien de aquellos vasallos.
La no interrumpida administración de la justicia es sin duda la que
más ocupa el religioso corazón de V.M. y la que más exige la larga distancia de
esos remotos países; así el que expone habiendo servido a V.M. por tan dila-
tado tiempo en tan diversos destinos, e interinamente de ministro togado en
aquella real Audiencia, sin que su mérito justificado por los documentos más
auténticos haya logrado la recompensa de que lo juzgan acreedor los jefes y
tribunales a cuya vista ha trabajado con constancia, rendidamente.
A V.M. suplica se digne jubilándole en la cátedra de prima de Cánones,
que obtiene nombrarle para una plaza de oidor supernumerario sin sueldo de
aquella real Audiencia, con la antigüedad y opción a la primera vacante; pues
la necesidad en que se halla aquel tribunal de un ministro para su diario des-
pacho, en lugar de don Melchor de Santiago Concha a quien vuestra merced
ha concedido en el año próximo pasado la gracia de preeminencias, clama
por esta providencia, lográndose por ella substituir un otro que la ocupe sin
gravamen ni pensión del real erario, pues si el que suplica ha servido por tan-
tos años sin asignación ni renta sólo por la esperanza y el honor tendrá por
recompensado su mérito cuando aquélla se le afiance y éste se le ilustre por la
pública aprobación que de él haga V.M. en ese nombramiento, como lo espera
de la justicia y bondad de V.M.
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