Page 318 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen  1
                             Oposición a la cátedra de Prima de Leyes de la Real Universidad de San Marcos de Lima
            ese miserable que compra con el sudor de su frente el débil sustento, que con
            la miseria, y desnudez prolonga sus tristes días; me penetra esa viuda desam-
            parada que no respira sino por el sentimiento del dolor, al verse rodeada de
            una familia numerosa, cuyos clamores fuertes y activos, aunque lánguidos por
            el desfallecimiento, exigen el alimento preciso de que no puede proveerles su
            extrema indigencia. Con funde mi razón esa vil servidumbre, esas pesadas
            cadenas con que suele esclavizar la cruel avaricia al hombre libre, perpetuando
            esa dominación tirana por cortos intereses. La vista de tanto horror me hace
            emplear en su alivio toda mi actividad, y movimiento. Procuro el bien del in-
            dio sin ofensa de algún otro derecho, solicito las comodidades que la piedad
            del monarca les franquea, asegurando por lo mismo las cortas pensiones que
            su gratitud, y vasallaje deben; nada omito de cuanto puede contribuir a su
            policía, y felicidad, a su mejor enseñanza en las escuelas, que por ley se man-
            dan establecer en todos los pueblos, a su más útil instrucción en el colegio del
            Príncipe y a que el de Misiones destinado con grandes expensas de la corona
            a la reducción de los gentiles, al catequismo de los neófitos, a la formación de
            las costumbres de los ya radicados en la fe, cumpla a satisfacción esos fines
            laudables de su establecimiento, y que el depósito de los comunes se arregle
            con seguridad, y los provea en sus urgencias. En fin represento, insto, clamo, y
            consigo se extinga ese detestable trato, que con el nombre especioso de repar-
            timiento fue el oprobio de la razón, el obstáculo de la justicia, y la infeliz causa
            de la opresión, la ruina y el despecho.
                    El desempeño de este cargo me lo agrava otro nuevo; soy nombrado
            para el despacho de la Fiscalía del Crimen de esta real audiencia. El lamen-
            table espectáculo de esas víctimas infelices destinadas a la pública seguridad,
            penetra mi corazón compasivo; esa voz patética  con que la humanidad en-
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            ternecida pinta el desconsuelo de verse sacrificar por su bien mismo, me cau-
            sa aquella emoción natural que no reprueba la justicia. ¡Qué honor para mi
            Consulado, decía con Cicerón,  si él fuese la feliz época en que viese Roma
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            desaparecer los cadalsos y cruces que forman de nuestras plazas teatros horri-
            bles de mortandad y miseria! Pero la razón, la ley, el bien común, los sagrados
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            9. Yo respeto las almas sensibles, yo las miro como una emanación más pura del Ser eterno,
            que Creador de todo lo que existe, debe tener para todos los entes vivos entrañas de Padre.
            Desgraciadas las almas insensibles se diría, que criándolas la Bondad divinas se cansa de mul-
            tiplicar su imagen. Ver Carta Oriental de Nargun a Nasim.
            10. V. Discurso de Mr. Philipon sobre la necesidad, y los medios de suprimir las penas capita-
            les, leído en la Academia de Besanson en 15 de Diciembre de 1770.


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