Page 185 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Vida y obra de José Baquíjano y Carrillo
            reciben, y en los establecimientos que se les comunican. ¿Y qué sería, después
            que rayó sobre el horizonte de sus almas la ley evangélica y se disiparon las
            sombras que ofuscaban sus ideas ingénitas, esto es aquellas que, por ser obra
            propia de su soberano Autor, debían subsistir indelebes, aunque apagadas por
            sus culpas, que ellos recobraron por su gracia, el esplendor de su creación?
            ¿Sería posible que, conservando la barbarie y rudeza con que se les caracteri-
            za, quedasen insensibles aún a los sentimientos del amor propio, e incapaces
            de que hiciesen en ellos impresión alguna los golpes de la tiranía que tanto los
            oprimía? No, por cierto; eso sería considerarlos como otros tantos autómatas
            que se movían sin pena ni gozo, por sólo el impulso de quien agitaba sus má-
            quinas, y sería abrir una espaciosa puerta al más estúpido materialismo, para
            que triunfase de la religión.
                    [157] Debemos, pues, confesar que los indios, capaces de sentimien-
            tos, son también capaces de resentimientos de su opresión, y que no pudiendo
            dejar de conocer la iniquidad de los medios que se empleaban contra ellos era
            preciso que, al cabo de tantos años, hubiesen acumulado en su corazón un fon-
            do de ira y encono que reventase con el sangriento estrago de sus opresores.
                    [158] En efecto, si los indios, según la razón y la religión nos persua-
            den, no son insensibles ni indolentes, ¿cómo podrían no sentirse ni dolores
            viéndose, en el país más rico del Universo, hechos el ejemplar de la mayor
            miseria y pobreza? ¿Cómo su corazón podría no resentirse al considerar que
            el trabajo de toda su vida apenas les rendía un vil trapo con que cubrir su des-
            nudez, y un bocado de raíces insípidas con que entretener su hambre, al mismo
            tiempo que los dulces frutos de sus nativos terrenos y el oro y plata de sus minas,
            se destinaban para el regalo y lujo de los que tan tiránicamente los oprimían?
                    [159] Ni se piense que esta declamación exagera sobremanera la in-
            feliz constitución de aquellos miserables. Nada es más constante y ajustado
            a la verdad del hecho. El indio es el más pobre entre los que habitan las ricas
            provincias del Perú. Su vestuario se distingue de los demás por su despreciable
            calidad, su alimento natural consiste en la coca, yerba insípida, y que sólo por
            la fuerza de la costumbre pudo familiarizarse con su paladar; y el trabajo con
            que se proporciona estos débiles sostenes de su vida es el más ímprobo, esqui-
            vo y desacomodado; porque después de estar sometido a una continua noche
            en los más profundos socavones de una mina para cortar las ricas venas de
            sus metales, o sufriendo al aire y al sol, todo el peso, todo el calor del día, para
            labrar y cultivar una pequeña tierra, apenas saca por fruto de su fatiga con que



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