Page 187 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Vida y obra de José Baquíjano y Carrillo
            lo que más le daña y perjudica, y sólo siente lo que ningún daño ni perjuicio
            le ocasiona, no siente en la realidad, y lo que parece sentimiento es un puro
            movimiento maquinal que tiene su principio en la fuerza del agente intrínse-
            co que mueve a su arbitrio aquella máquina. De suerte que, si el movimiento,
            esto es la sublevación de los indios hubiera sido dimanado de las Aduanas y
            Estanco, y no de los repartimientos de sus corregidores, ni tendría por prin-
            cipio su propio sentimiento, ni por consiguiente evitarían la justa nota de que
            sólo eran autómatas y máquinas que se movían por el exterior impulso que
            recibían de quien los manejaba como quería, y por tanto, para no incidir en
            semejante error debemos concluir que aquella sublevación fue un efecto pro-
            pio de la tiranía de los repartimientos, cuyas verdaderas causas, vanamente,
            han querido cubrir con la capa de las Aduanas y Estanco aquéllos, sin duda,
            que tanto se interesan en su subsistencia.
                    [163] Ni se piense, por esto, que yo coloco la tal causa de aquella se-
            dición sólo en los repartimientos que se hacen de los indios. No, por cierto,
            desde luego confieso que hay también otra que por lo mismo que debe influir
            en su miseria y su pobreza, se debe agregar a la expresada de los repartimien-
            tos. Y yo protesto que sólo el amor de la verdad y deseo de evitar la nota de
            parcialidad, me impele a producir una aquí de tanto bulto, que su silencio me
            haría reo del expresado vicio.
                    [164] Tal es la que se toma de las contribuciones que pagan los indios a
            sus curas por su ministerio parroquial. Vulgarmente se dice que «Cura, Cura-
            ca y Corregidor, todo es peor», y si examinamos el fundamento de este común
            apotegma, hallaremos que es un problema de difícil solución, si los indios, en
            sus temporales intereses, reciben más daños de sus curas que de sus corregi-
            dores, y que nada tendría de arrojada la determinación contra los primeros,
            cuya feligresía se compone en su mayor parte de indios.
                    [165] Para formar una mediana idea de esta materia, conviene tener
            presente que los corregimientos del Perú, incluyendo los de uno y otro virrei-
            nato, son poco más o menos 80, por ser otras tantas las provincias gobernadas
            por corregidores. En esta totalidad se computan más de mil curas, por cuanto
            son muy pocas las provincias que bajan de 10 curatos y son bastantes las que
            llegan a 30 y algunas a 40. Lo menos que a cada cura, haciendo el cómputo
            de unos con otros, se le debe calcular son de tres a cuatro mil pesos, y que no
            son muy pocos los que alcanzan hasta diez, doce y aún catorce mil. De mane-
            ra que, aun reduciendo el percibo anual de los curas del Perú a solos tres mil



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