Page 189 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Vida y obra de José Baquíjano y Carrillo
            colmaron, con su tiranía, las medidas de su resentimiento hasta precipitarlos
            en tan sangrienta sublevación. Por eso, sin duda, permitió la Providencia que
            las primeras víctimas de su furor fuesen sus curas y corregidores, como se
            vió en Tinta, Carangas, Lipes, Paria y Chichas, donde por un justo juicio de
            Dios se vieron los opresores sacrificados a cuchillo de sus mismos oprimidos,
            argumento, por último, incontrastable de que no han sido las Aduanas y Es-
            tancos, en que no tuvieron parte alguna unos y otros pastores, quienes dieron
            el impulso a la sedición, sino los repartimientos y vejaciones de éstos que,
            infelizmente, se consternaron en su ruina y estrago.


                                            CONCLUSION


                    [169] He cincluído, Señor, la obra que emprendí a instancia de V. S.
            por un efecto de mi amor al soberano, ofendido en la persona de su más be-
            nemérito ministro. El suceso me ha hecho conocer que ésta era un empeño
            superior a mi fuerza y que eran bien fundados los temores que me retraían de
            tan generosa empresa. Sin embargo, yo me tomo la satisfacción de ofrecerla y
            consagrarla a V. S., como un gaje de mi reconocimiento al favor que le debo a
            V. S., cuya perspicacia rompiendo, fácilmente, el velo de la más ruda corteza,
            hallará en ella un fondo de verdad y justicia que la hacen digna de su acepta-
            ción; su juicio, que prefiere siempre lo sólido a lo brillante, estimará en su tos-
            ca organización la importancia de su asunto, a pesar del desaliño y confusión
            de sus pruebas. Jamás éstas harán perjuicio alguno a la causa del ministro en
            quien, como V. S., tiene las más bellas ideas de la pureza de sus intenciones y
            de la rectitud de sus providencias. Y pues yo no he escrito para otro que para
            V. S., importa poco que la superficie de mi trabajo sea grosera e inculta, si el
            fondo es digno de su aprobación y agrado.
                    [170] Dígnese, por tanto, V. S., aceptando esta pequeña obra, emplear
            en ella y su cultura la lima de sus talentos. Ninguno como V. S., a quien el
            ministro ha comunicado su espíritu por medio de sus instrucciones, conoce
            mejor aquella impostura que tanto acrimina su celo. V. S. la ha demostrado,
            prácticamente, en la ejecución de sus órdenes, haciendo ver con su desinterés,
            dulzura y suavidad, cuál es el verdadero fin de aquellos establecimientos, y
            que no es otro su principal objeto que el bien de los mismos pueblos. De suerte
            que V. S., por lo mismo, podrá dar a mis reflexiones el espíritu y el alma de





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