Page 179 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Vida y obra de José Baquíjano y Carrillo
                    [143] Esta sólida reflexión debían hacer todos aquellos que notan y
            censuran en el ministro la multitud de empleados y oficiales que componen
            los tribunales y diferentes cuerpos que se han acrecentado. ¡Nada de más útil
            y ventajoso para los pueblos en que residen y en que deben expender todo el
            importe de sus salarios para subsistir decentemente! La experiencia misma,
            después de mostramos que los pueblos son más ricos y abundantes cuanto son
            más los cuerpos asalariados que mantienen, reconoce, según la intención del
            soberano, que ninguno de los que le sirven con la pureza correspondiente a
            su carácter, se enriquece ni atesora con los sueldos que percibe por su trabajo
            y exhibe por su comodidad, y de que sólo el cohecho y la ilícita negociación a
            que se abandonan los menos celosos de su honor, son los medios de enrique-
            cerse de todos aquéllos que salen de estos dominios cargados del oro y plata
            de sus minas. Por tanto es preciso concluir que si no sólo participan de la
            liberalidad del monarca los que prefieren para su servicio, sino la comunidad
            misma de los pueblos en que se fijan, es demasiado visible el beneficio que
            proporciona al estado la multitud de empleos asalariados para que, por su
            causa, se acrimine al autor y ministro de este exceso.
                    [144] Por lo que hace al segundo artículo, respectivo a la creación e
            introducción de la Intendencia en esta América, aun es menos perceptible el
            mérito del ministro para la censura con que se nota su celo. La Superintenden-
            cia de la Real Hacienda, separada del Superior Gobierno que antes la tenía, de
            ningún modo se puede considerar perjudicial ni a la autoridad gubernativa
            ni menos a los intereses del Real Erario. El gobierno, por este medio, se ve
            descargado del gravísimo peso de una incumbencia que, por su importancia,
            por su mecanismo y por la multitud de ramos que comprende, debía abrumar,
            sobremanera, sus más fuertes hombros. Aliviado de tan pesada carga, aplica-
            ría mejor su atención a los demás objetos en que no sólo se interesa el bien del
            soberano, sino también el de sus pueblos. Y su policía, en la paz y en la guerra,
            recogerá los frutos más ventajosos de la sociedad de que depende la subsisten-
            cia y felicidad del estado.
                    [145] Por otra parte, aun es más incontestable el beneficio que le re-
            sulta a la Real Hacienda por medio de aquella separación. Este beneficio es el
            principal objeto a que deba aspirar su administración y sin duda alguna, se con-
            sigue y proporciona mejor bajo la conducta de un jefe privativo, cuya atención
            sólo se fija en los puntos de su manejo. Su mecanismo nada tiene de embarazoso
            para quien, formado en las oficinas de su despacho, se ha familiarizado con los



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