Page 178 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen  1
                                           Reflexiones por Juan Baltasar Maciel sobre el «Elogio» de Baquíjano
                    [140] No sólo esto, sino que, para precaver los más remotos riesgos de
            la relajación y mantener la disciplina de tan importantes cuerpos, arbitró una
            visita general, cometida a un sujeto de ciencia y probidad que, velando sobre
            la conducta de su cabeza y miembros, los contuviese dentro de los límites de
            sus obligaciones y facultades, haciendo entrar a los que se descaminasen por
            la senda de las leyes, cuyo rigor y observancia era el principal objeto de su
            establecimiento; providencia, a la verdad, nueva, pero que nadie se atreverá a
            contestar su utilidad e importancia para el grande fin a que se dirigía.
                    [141] Es verdad que, después de todo y a causa del notable acrecenta-
            miento de los sueldos que importa el arreglamiento respectivo a dichos em-
            pleos, sufre sobremanera el Real Erario, pues sin entrar el correspondiente al
            visitador y virrey de esta provincia, computando sólo el de los jefes y miem-
            bros de las Reales Audiencias de una y otra América, pasan de 740.000 pe-
            sos los que desembolsa anualmente la Real Hacienda por razón de los dichos
            salarios. Pero, ¿qué prueba más brillante se pudiera dar del amor de nuestro
            soberano que un desembolso de esta naturaleza, sin otro interés que el que se
            administre en sus pueblos la justicia en que ellos sólo se interesan? Ni ¿cómo
            se podrá dudar de que uno mismo es el espíritu que anima al fiel ministro,
            cuando se le ve formar este generoso proyecto de sacrificar más de 700.000
            pesos todos los años, a fin de que se dé a cada vasallo lo que es suyo y se expíe
            el crimen, poniendo a cubierto la inocencia, que es todo el plan de la adminis-
            tración de la justicia?
                    [142] Lo cierto es que el soberano no tiene otros intereses en tan cuan-
            tioso desembolso, porque el bien todo es de sus vasallos, los cuales, fuera de
            la utilidad de asegurarse en la posesión de sus bienes, uso de sus derechos y
            pureza de sus arregladas acciones, a cuyo fin se establecen los tribunales y ma-
            gistraturas, sienten y experimentan también la ventaja de que en sus mismos
            pueblos se refunden, al fin, los sueldos de los ministros y empleados; pues,
            suponiendo que éstos necesitan de todo su importe para mantenerse y sub-
            sistir con la decencia correspondiente a la carrera de su empleo, no son en la
            realidad sino unos conductos por donde aquellos intereses pasan a manos de
            los mercaderes, labradores, artesanos, oficiales y demás gremios y miembros
            de la sociedad. De suerte que cuantos más fueren los empleados en el servicio
            del soberano y mayores los salarios que reporten, tanto es más seguro el fondo
            del comercio y de la industria, sobre que se sostiene la abundancia y felicidad
            de los pueblos.



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