Page 169 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
P. 169
Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de José Baquíjano y Carrillo
[117] Este blanco, sería a la verdad, indigno de la religiosa mira de un
monarca que venera y respeta la santidad del juramento, y sólo lo hace servir
a los fines propios de su religión. Su objeto no es otro que el de recomendar la
justicia del impuesto derecho y consagrar, con la autoridad divina, los pasos y
medios de su exacción, solemnizándola por medio del juramento que la contiene.
[118] De otro modo deberíamos arrojar no sólo del comercio de los
hombres el juramento que refuerza a los individuos en su contrato, sino aún
de los tribunales de justicia los que dan valor a las declaraciones de los testigos
y contestaciones de las partes, reprobándolos como unos insidiosos medios,
útiles solamente para manifestar la desconfianza de la verdad y buena fe, lo
que sería, circunstantemente, no sólo condenar las leyes que los prescriben y
el uso de las naciones que los autorizan, sino adoptar el error que se vió anate-
matizado en el Concilio de Constanza, empresa que no ha osado hasta ahora
el más temerario arrojo. De donde se conduce que, si el juramento que se exige
del testigo presentado en juicio, no hace perjuicio alguno a su veracidad y bue-
na fe, por cuanto las leyes sólo lo prescriben para dar más fuerza a la declara-
ción y solemnizarla con la sagrada autoridad que contiene, del mismo modo,
el juramento que se pide al negociante en las oficinas de la Aduana, deja ilesa
la confianza de su palabra y honor, por dirigirse solamente a autorizar su de-
claración y conciliarle, con la religión de este sacramento su mejor aceptación
y respeto. Y el orador, promoviendo la contraria y exótica idea, se olvidó de
su perfección y de los principios que, tantes veces, habrá hecho resonar en su
cátedra de Leyes.
CAPITULO 3°
SOBRE OTRAS OBJECIONES QUE SE AVANZAN EN CONFIRMACION DE LA AVERSION DEL
MINISTRO CONTRA LOS AMERICANOS
[119] Como el principal objeto de esta vindicación se funda en el pre-
tendido odio que se imputa al ministro contra la nación americana, no puede
parecer extraña a mi asunto la refutación de cualesquiera otras objeciones que
promuevan las ideas del orador de Lima. Por tanto, aunque éste no se haya
explicado claramente sobre las que voy a producir, pero haciéndolas valer sus
apasionados y sectarios como otros tantos argumentos que justifican sus de-
clamaciones, deben también hacerse su lugar en esta obra; y yo no puedo dejar
168