Page 151 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de José Baquíjano y Carrillo
misma Corte, o no dejaban llegar sus justas quejas al trono de nuestro sobe-
rano o las desacreditaban con el especioso pretexto de que eran los ecos de su
mal reprimida sublevación.
[76] Así se mantuvo por muchos años la Provincia de Caracas hecha
una pechera y tributaria de la Compañía, hasta que la providencia de Dios le
deparó en el actual ministro el Moisés y redentor de su duro cautiverio. Su
corazón, lleno de humanidad, respondió perfectamente a los lamentos de
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la miseria, y la perspicacia de su espíritu, descubriendo a pesar de la distan-
cia y de las sombras que el poder había arrojado, la razón y la justicia que los
animaba, rompió la barrera que hasta entonces había cerrado el paso para
que llegasen al trono sus clamores, y puso en los oídos del soberano las justas
quejas de la opresión de aquellos sus vasallos. La Real orden de 15 de febrero
de 1781 y las demás providencias expedidas a fin de abolir la exclusión que se
había abrogado la Compañía, y reintegrar aquella provincia en la franqueza y
la libertad del comercio de sus frutos, son monumentos irrefragables de que
el odio y aversión del ministro contra los americanos es un vano fantasma de
la emulación, que su corazón, colmado de probidad, sólo se anima con los
más puros sentimientos de la justicia que administra, sin excepción alguna de
persona.
[77] Después de todo, no sé si, por medio de las exhibidas pruebas, he
demostrado suficientemente la falsedad e injusticia del odio y desafecto que
se imputa al ministro contra la nación americana. Tal vez que la debilidad y
confusión de mis expresiones haya enervado la fuerza que tienen por sí mis-
mas, pero como quiera que este defecto, propio de mi limitación, nunca será
capaz de imponerse a los espíritus ilustrados, yo me contento con haber indi-
cado unos lugares de los cuales los menos discursivos podrán formar los más
eficaces argumentos de tan justa vindicación. Entretanto, poco escarmentado
del dudoso suceso de mi empresa, procederé a refutar los fundamentos sobre
los que, según los sangrientos rasgos de la oración, se apoya aquel injurioso
concepto a cuyo fin se dirige lo siguiente.
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32. Aquí termina la copia de puño y letra del propio Maciel, que se guarda en la Biblioteca del
Congreso Nacional, y que hemos seguido hasta ahora. En lo restante nos guiamos por la copia
de la Colección Seguróla [Nota del Editor de la primera edición].
33. Ms. Biblioteca del Congreso: «demente». Ms. Matalinares (Madrid): «perfectamente»
[Nota del Editor de la primera edición].
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