Page 120 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen 1
Elogio al virrey Jaúregui por Baquíjano en la universidad de San Marcos
¡qué bien demostraría tu reconocimiento y gratitud! CARLOS, a quién una
pluma honor del siglo y la nación caracterizaba del monarca sabio, previene,
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se depuren en la enseñanza las preocupaciones de los partidos, las extrava-
gancias de las sectas, y los envejecidos absurdos de la escuela. Ordena que
olvidando el servil respeto que de edad en edad se ha transmitido para esos
antiguos dioses de la filosofía y la moral, sólo se atienda al clamor de la razón
y la evidencia. Pero fatales circunstancias embarazan sus justos designios; sólo
producen el frío invierno de la inacción. Ese enjambre de industriosas abejas,
que a la sombra y abrigo de estos claustros, fabricaban con celo el panal de
la doctrina, se dispersan, y ahuyentan: caen en un profundo letargo, pues la
escarcha y granizo del abandono ha resfriado la emulación de los espíritus.
Muda en su soledad, gimiendo en el silencio, apresuraba por sus votos la aca-
demia la restauración de su gloria. Un gobernador, cuyo nombre ha esculpi-
do la América en los anales de la virtud, proyecta y principia esa importante
obra. Pero a V. E. se reserva precipitar las tinieblas en el caos, y hacer revivir
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la primavera. El obscuro Eolo se retira, el apacible Zefiro excita a la labor; se
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ve suceder el pronto ardor, la alegre actividad, al lánguido desmayo, y al mor-
tal reposo en que yacía la aplicación para el útil trabajo.
[29] Todo renace, se anima y se conmueve. El astrónomo mide y deter-
mina la distancia de esos globos de luz, que con tanta profusión y armonía ve
sembrados en las inmensas regiones de los cielos: describe sus esferas, calcula
sus movimientos, y fija sus revoluciones.
[30] El filósofo sujeta al examen todo lo que tiene vida, sentimiento
y existencia. Observa las plantas, las flores y los frutos; al soberbio árbol, que
coronando los elevados montes, sirve de refugio a la tímida tórtola, y a la verde
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46. Los ciudadanos sensibles a la gloria por la cultura de las letras, son para el monarca vasa-
llos mas celosos: aumentando la fuerza del honor, aseguran el trono de quien es apoyo... Las
luces que esparcen las letras y las artes, han disipado esa noche obscura, esas sombrías nubes,
que una ciega religión acumulaba alrededor del trono, exponiéndolo a golpes funestos... Ellas
multiplican esas felices cadenas, esos lazos de flores que nos atan a la autoridad, y que en
nuestra misma sumisión nos hace encontrar la libertad y el reposo. Disc. sobre las Letras y las
Artes impreso en Roma, año 1769 [Nota del autor].
47. El Iltmo. Señor D. Fray Benito Feijoó, en la carta Dedicatoria del tomo 4 del Teatro Crítico
[Nota del autor].
48. El Exmo. Señor Don Manuel Guirior Virrey de estos reinos. Los modelos de probidad,
dice el Abad Milot, son raros en todos los tiempos: en el nuestro, en que son más necesarios
que nunca, el historiador debe adoptarlos con ardor y citarlos con aliento. Memorias Políticas
del Duque de Noailles. Tomo I, pág. 51 [Nota del autor].
49. Venít post multos una serena dies. Tibul. Lib. 3. Eleg. 4 [Nota del autor].
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