Page 118 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
P. 118

Volumen  1
                                        Elogio al virrey Jaúregui por Baquíjano en la universidad de San Marcos
            y precipios de su escabrosa basa, sólo sirven de fomentar el descontento.  No
                                                                                 38
            se registrará V.E. en un orgulloso gabinete calculando fríamente la miseria y
            desesperación del súbdito, para exigir de ella los generosos esfuerzos de su
            obediencia, los tristes dones de su pobreza, y los últimos socorros de su celo.
                                                                                     39
            El labrador no huirá fugitivo del carro y del arado porque roto y deshecho
            no encuentra en su arca con qué reponerlo. No se desalienta, despuebla ni
            abandona esas fecundas tierras que siembra y cosecha su vigoroso brazo, pues
            contempla que V. E. equilibra y suputa los gastos del cultivador, la aflicción de
            la esterilidad, y el alimento de un padre doblegado por los años, de una esposa
            fiel compañera de sus fatigas, y de un hijo tierno que educa y destina para apo-
            yo y servicio del estado.  El negociante corre gozoso al puerto, se aparta de
                                    40
            ____________
            38. Paucas conuenit esse leges: nam si mültae sunt euitari non magis potest crimen, quam ca-
            sus si multis locis tendantur recia ambulantibus. Infidiae sunt tot leges, nom conditio uiuendi.
            Luis Vives de Pisciplin. tom. I. Lib. 7. En vano se nos prometen acontecimientos felices: las
            bellas expresiones no producen el sentimiento. El sentimiento, la confianza, y el amor, no se
            mandan, ni nacen en nosotros sino de la certidumbre del bien que se hace o proyecta. El bien
            se prueba por si mismo, no por períodos ni escritos. Ni tengo necesidad de cien papeles, que
            se suceden los unos a los otros, para conocer si lo paso hoy mejor que ayer. Carta sobre el
            estado actual del crédito y del Gobierno [Nota del autor].
            39. El ilustre intérprete del parlamento de Tolosa exclama con toda la unción de la humanidad
            y el sentimiento: «Señor, si vuestra vista se extendiera a estas moradas infelices, de donde día
            y noche se dirigen al trono tantos clamores de dolor y ternura: si contemplarais estas tierras,
            naturalmente fecundas, desiertas de labradores, trabajadas con languidez, sembradas en las
            lágrimas, y cosechadas en la aflicción, este espectáculo os enterneciera, y os haría perdonar
            a pueblos tan generosos los esfuerzos de su celo, los dones de su pobreza». Representación a
            Luis XV en 17 de Sept. de 1757. Pero como el carácter del pueblo es la malignidad y el quejarse
            de los que mandan como dice Plutarco: omni populo inest malignum quídam, et querulum in
            imperantes, o como dice Salustío el censurar la presente y elogiar lo pasado: hi mores uulgi,
            odisse praesentia, praeterita celebrare; siempre sus clamores se deben nivelar por aquella regla
            primitiva, que forma el fin de la sociedad, y el objeto de sus votos. Todos desean que su perso-
            na y bienes se aseguren contra la injuria, la opresión, y la violencia interior y extranjera; pero
            no hay tranquilidad ni quietud sin armas ni defensa, ni esta se logra sin tributos: Ñeque quies
            gentium sine armis, ñeque arma sine stipendiis, ñeque stipendia sine tributis haberi possunt.
            Tacit. lib. 4. Hist [Nota del autor].
            40. Yo convengo en que (los labradores) no experimentan las necesidades insensatas del lujo
            y la vanidad. Pero cuanto más frugal y modesta es su vida, y cuanto más sobrios y pacientes
            son ellos, tanto es más cierto que si se quejan es con razón. Faltar lo necesario en el idioma de
            la corte, es no tener como mantener veinte caballos inútiles, y otros tantos lacayos holgazanes;
            pero en el lenguaje humilde del labrador, es no tener con qué alimentar a un padre agobiado
            con el peso de una cansada vejez, a unos hijos tiernos, cuyas débiles manos aún no pueden
            ayudarle, y a una mujer que se halla, o preñada, o criando un nuevo vasallo del estado; es no
            tener con qué beneficiar la tierra, y darle el cultivo que pide; es no tener cómo sobrellevar un
            año de hielos o esterilidad, y es por último no tener en la enfermedad propia, o de los suyos
            con qué costear los remedios más indispensables, o como procurarse en la vejez los socorros
            necesarios. Marmontel en su Belisario, cap. 12 [Nota del autor].

                                               117
   113   114   115   116   117   118   119   120   121   122   123