Page 102 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen  1
                                        Elogio al virrey Jaúregui por Baquíjano en la universidad de San Marcos
            de los pueblos, a la inalterable firmeza de sus fieles castellanos, y a su mismo
            esclarecido mérito si éste fundara título para ceñir la diadema, fatigadas con
            mostrar de provincia en provincia un rey sin reino, un monarca sin vasallos,
            un soberano sin solio, mendicante de la rebelión, y desesperado testigo de la
            lealtad;  abandonan sus inútiles, e impotentes designios, y dan lugar a que
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            Felipe el Animoso pongan en acción, y movimiento esas virtudes admirables,
            que eternas aliadas a la sangre de Borbón, y comunicadas por nuestra fe-
            licidad a su digno hijo, persuaden que en ella, con el sagrado derecho de
            mandar a los hombres, se hereda igualmente el difícil arte de gobernarlos.
                    [9] ¡Qué atractivos tan halagüeños y poderosos, para un corazón natu-
            ralmente arrebatado a lo heroico y sublime! V. E. fija la vista en este príncipe,
            y aspirando a lograr un modelo cumplido, que con su influjo, y ejemplo dirija,
            regle, y desenvuelva esos felices talentos, esa semilla preciosa de justicia, que
            con el nombre de Jauregui se ha trasmitido a su pecho, se presenta joven en la
            corte: no tanto para recibir aquel falso colorido, que con el fastuoso título de
            educación nada más adelanta, que oprimir el espíritu con el pesado círculo de
            expresiones, que jamás consiguieron el reglarlo; cuanto para fijar con profun-
            didad y solidez los primeros fundamentos de honor y gloria, en la patria mis-
            ma, en el centro augusto de la grandeza. Designios importantes de esa alma
            tierna, vosotros con todo no calmais mi sobresalto, yo me estremezco. Corte, y
            juventud, ¡qué riesgo! Pero nada hay que temer para V. E. en esa edad peligrosa
            de los arrepentimientos en esa sazón incierta, en que el corazón débil, flexible,
            y dócil es el campo fatal de la guerra civil del hombre con el hombre mismo,
            en ese templo público de los placeres conspirados contra la inocencia,  donde
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            la adoración sigue a la fortuna si se eleva, el abandono si vacila, el desprecio si
            cae,  donde el choque recíproco de las pretensiones, y la emulación ardiente
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            de las preferencias sacrifica la sencilla probidad a la áspera censura, y reserva

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            9.  Véase el Comentario de la Guerra de España por el Marqués de San Felipe, en el Lib. 11,
            sobre la lúgubre, y triste entrada del Archiduque en Madrid. El Cardenal de Poligñac en su
            discurso de recepción en la Academia en 2, de Agosto de 1704 hablando de los esfuerzos de
            los aliados contra la Casa de Borbón dice: «Fomentáis sediciones, y vuestros reinos se suble-
            van. Los inviernos enteros no son bastantes para fortificar vuestras montañas, y atrincherar
            vuestros valles; y tres días nos sobran para ganarlos. Con gran ruido y gasto presentáis un
            fantasma de rey sin reino, y sin vasallos: de villa en villa mendigáis rebeldes, y no encontráis
            sino fieles súbditos del verdadero rey». [Nota del autor]
            10. Exeat Aula, qui uolet esse pius. Lucan Lib. 8. v. 493. Y Machiavelo en el cap. 15. de su Prín-
            cipe dice: «El hombre, que quiere hacer profesión de ser perfectamente bueno, entre tantos
            otros que no lo son, perecerá seguramente». [Nota del autor]


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